La democracia estadounidense, a prueba
Miles de manifestantes irrumpen este miércoles en el edificio del Capitolio de Washington en un intento desesperado por darle la vuelta a los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre.
Eugen Coroianu, 07.01.2021, 15:04
Este miércoles hemos podido ver imágenes sorprendentes en las pantallas de televisión, con partidarios de Donald Trump asaltando el edificio del Capitolio de los Estados Unidos. Convocados en Washington e instigados por el propio presidente en funciones, estos han intentado evitar, de forma absurda, que el Congreso validara los resultados electorales, puesto que creen que han sido amañados. Trump ha sido el encargado de incluir el asunto del fraude electoral en la agenda pública estadounidense y de difundirlo, antes, durante y después de las elecciones, sin ser capaz presentar ninguna prueba válida. Una tras otra, las decenas de demandas presentadas por los republicanos han sido rechazadas por el Poder Judicial estadounidense; a su vez, el Colegio Electoral ha confirmado una victoria bastante clara para el demócrata Joe Biden.
El presidente en funciones lo ha ignorado todo, lo que ha provocado que se haya quedado cada vez más solo incluso en sus propias filas, ya que muchos de sus líderes han reconocido la derrota. Entre ellos se encuentra el propio vicepresidente Mike Pence, quien ha recibido presiones por parte de Trump para que no reconozca la victoria de Biden. Este les ha transmitido a los responsables de la revuelta en el Congreso que no han vencido, que la violencia nunca gana, gana la libertad. A su vez, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, ha calificado la situación, manifiestamente emocionado, como una «insurrección fallida».
En el otro bando, el líder de los demócratas, Chuck Schumer, ha subrayado que los eventos del miércoles no han sido espontáneos. Desde la tribuna ha denunciado que el presidente, quien ha promovido las teorías de la conspiración y ha pedido a «estos criminales» que acudan a la capital del país, tiene gran parte de la culpa. El ataque al Capitolio ha sido calificado, asimismo, de una insurrección por parte del presidente electo Joe Biden, quien ha pedido a Donald Trump que intervenga con firmeza para poner fin a la violencia y defender la Constitución.
Este miércoles, Trump ha publicado varios mensajes de vídeo en Twitter dando las gracias a sus seguidores por su apoyo, negándose a reconocer su derrota y afirmando todavía que habría ganado las elecciones y que su victoria habría sido robada. Sin embargo, les ha comunicado a los manifestantes que deben volver a casa para recuperar la paz, la ley y el orden.
Líderes de todo el mundo han condenado los eventos de Washington. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha afirmado que los políticos deben convencer a sus seguidores de que no recurran a la violencia y respeten los procesos democráticos. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, han escrito que se debe respetar el resultado de las elecciones ganadas por el demócrata Joe Biden. Lo sucedido en Estados Unidos no es americano, ha indicado el presidente francés Emmanuel Macron, mientras que el primer ministro británico Boris Johnson ha calificado los eventos de lamentables. El Ministerio rumano de Asuntos Exteriores considera que la violencia que ha tenido lugar en el Capitolio es preocupante e inaceptable, y expresa su confianza en la democracia estadounidense, la cual debe seguir siendo un modelo a escala mundial.
Versión en español: Víctor Peña Irles