La crisis del fútbol rumano
La vergonzosa eliminación de la Eurocopa 2016 y los problemas crónicos del fútbol rumano centran la anteción del debate público estos días en Bucarest.
Bogdan Matei, 28.06.2016, 14:57
No hay nada que despierte más pasiones que la política y el fútbol ya que como bien se sabe, todo el mundo entiende de fútbol y de política. Pero si en la política las aficiones y las antipatías se distribuyen entre la izquierda y la derecha, entre el poder y la oposición, entre un político u otro, la selección nacional de fútbol es de todos los rumanos. Y todos parecen compartir la opinión de un gran exfutbolista, Sorin Cârţu, de que ”tenemos hoy en día la selección más modesta desde 1970 ”.
Rumanía salió de la Eurocopa por no haber conseguido pasar a los octavos de final. Derrotados el pasado 19 de junio por 0 a 1 por Albania, un fracaso sin precedente desde 1948, los futbolistas rumanos ocuparon la última posición del grupo A del torneo, con solo un punto en tres partidos. En los primeros dos partidos, Rumanía perdió ante el país anfitrión, por 1 a 2, en el partido inaugural del torneo, y empató a uno ante Suiza.
Sin ideas en el ataque, con fallos en la defensa y en la puerta, y con un entrenador, Anghel Iordănescu, desfasado, así se ha presentado Rumanía en la Eurocopa 2016, según el cotidiano bucarestino GAZETA SPORTURILOR, antes de pedir la dimisión del entrenador y de los jefes de la Federación.
Solo una semana después de la eliminación, el presidente de la FRF, Răzvan Burleanu, ha advertido ya a Iordănescu que no prolongaría su contrato, que vence este verano.
El nombre del entrenador que se encargará de la selección nacional será anunciado antes del final de esta Eurocopa 2016, ha dicho Burleanu en una rueda de prensa en la que ha preferido acusar con vehemencia el difícil legado dejado por su predecesor Mircea Sandu, quien se retiró en 2014 tras un cuarto de siglo de ejercer su poder discrecionalmente al frente de la Federación. Un ”desierto” o una ”ciénaga” es lo que dice haber encontrado Burleanu después de la jefatura de Sandu, y hasta cierto punto los comentaristas le dan la razón, notando que el fútbol rumano está profundamente corrupto y está a borde de la bancarrota deportiva y financiera. Tanto Sandu, como el exjefe de la Liga Profesional de Futbol, Dumitru Dragomir, son protagonistas de varios expedientes penales de corrupción. Un número significativo de exempresarios, presidentes o financiadores de clubes de fútbol están ya en la cárcel.
Los equipos están hundidos en deudas, agonizan en la insolvencia y muchos sucumben en la bancarrota total. En los años 90 los internacionales rumanos eran titulares en equipos como Real Madrid, Barcelona, AC Milan o Ajax Amsterdam; ahora lo jugadores rumanos apenas consiguen un puesto de reserva en equipos de los Balcanes o del Golfo. Pero esta no es una escusa para la falta de profesionalidad de los actuales directivos de la Federación, aparecidos de la nada, y que fue instalada, según especulaciones de los periodistas, con apoyo político y de los servicios secretos especiales. El próximo 4 de septiembre comienzan los preliminares del Mundial 2018 de Rusia. Rumanía parece tener pocas oportunidades de clasificarse en su grupo con Polonia, Dinamarca, Montenegro, Armenia y Kazajistán.