Escenario político en ebullición
El actual y el antiguo partido en el Gobierno siguen disputándose la primacía de la política rumana.
Bogdan Matei, 20.01.2020, 16:04
Para Rumanía, 2019 fue más bien un año atípico ya que los socialdemócratas salieron perdiendo y los liberales lo ganaron todo. El PSD que durante tres decenios dominó el escenario político rumano postcomunista fue vencido rotundamente por el PNL en las elecciones europarlamentarias del pasado mes de mayo, cuando los socialdemócratas cosecharon sólo la mitad de los votos que habían obtenido hace tres años volviendo en el poder. Al día siguiente, Liviu Dragnea, el hombre fuerte del partido y de la coalición de Gobierno integrada por socialdemócratas y por la Alianza de Liberales y Demócratas fue condenado a pena de prisión por delitos de corrupción. El pasado mes de septiembre, los socios liberal demócratas pasaron a encabezar la oposición y el Gobierno dirigido por la nueva jefa del PSD, Viorica Dancila, se convirtió en Gobierno minoritario. En octubre, Viorica Dancila y su equipo perdieron también el poder ejecutivo tras aprobar el Parlamento la moción de censura presentada por la antigua oposición liberal, actualmente en el poder. Finalmente, la candidata de la izquierda para las elecciones presidenciales fue rebasada por el presidente en ejercicio, Klaus Iohannis, con el apoyo de los liberales. Conforme con una tradición inmutable e implacable entre cuyas víctimas se contaron todos sus candidatos perdedores, los socialdemócratas destronarían al líder con los resultados más débiles en la vuelta final. La persona que ha asumido tanto el cargo de presidente de la Cámara de los Diputados como el liderazgo interino del partido, Marcel Ciolacu, es la punta de lanza con la que el PSD espera vengarse este año.
Un primer blanco lo representa el proyecto de modificación de la ley de las elecciones locales para la cual el gabinete de Ludovic Orban ha anunciado que asumirá la responsabilidad. Igual que muchas otras voces del ámbito político y de la sociedad civil, el jefe del Gobierno ha afirmado que quiere elecciones de alcaldes a dos vueltas de escrutinio porque la legitimidad de éstos debe aumentar. La actual fórmula que declara ganador al candidato con el mayor número de votos desde la primera vuelta ha engendrado situaciones extrañas como en el municipio de Galati, donde el actual alcalde fue votado tan sólo por un 9% de los electores. El PSD ha bloqueado en la comisión parlamentaria especial el proyecto de ley y ha anunciado que presentará una moción de censura contra el Gobierno de Orban. Apoyada por la Unión Democrática de Húngaros en Rumanía, formación interesada en preservarse el monopolio político en numerosas localidades de Transilvania, dicha moción no es del gusto de la Unión Salvar Rumanía, del Partido Movimiento Popular y de la Alianza de Liberales y Demócratas cuyos representantes son también partidarios del escrutinio a dos vueltas en las locales. Si la moción es aprobada, el PSD querrá que Rumanía sea dirigida hasta las elecciones parlamentarias que se organizarán en su momento, en otoño, por un Gobierno de unión nacional. A su vez, los analistas políticos aprecian que la caída del Gobierno de Ludovic Orban podría acelerar los procedimientos para la organización de un escrutinio legislativo anticipado lo que constituiría una novedad en 30 años de postcomunismo y que conforme con los sondeos sobre las intenciones de voto, sería fácilmente adjudicado al PNL.