En la Revolución hemos ganado nuestra libertad
Ántes de la caída del comunismo, en 1989, los rumanos soñaban con los derechos y las libertades de los ciudadanos que vivían en los países occidentales.
Florentin Căpitănescu, 23.12.2015, 17:18
Durante la época del régimen comunista, que duró más de 40 años, Rumanía era un país donde casi no se podía vivir. El control obsesivo ejercido sobre la población, sobre todo por la temida Securitate, el frío, el hambre, la violación de los derechos humanos fundamentales como la libertad de expresión e incluso el derecho de vivir en el caso de los opositores políticos, representaban la obra de un régimen cruel. Sobre aquella época, que duró hasta diciembre de 1989, cuando el régimen fue derribado, ha hablado en una entrevista para Radio Rumanía, el exdisidente Radu Filipescu:
”El comunismo era una sociedad del fracaso. Por lo tanto, no puedes tener un discurso positivo sobre aquella época, salvo la experiencia personal. Es bueno que ya no tenemos el comunismo, es bueno que ya no tenemos a Ceauşescu, aunque nos queda mucho por hacer.”
26 años después de lo que en el lenguaje habitual se conoce como la Revolución, la sociedad está muy lejos de lo que habían imaginado los rumanos en los primeros días después de la caída del comunismo. Y esto, a pesar de la vocación europea recuperada por Rumanía. Miembros de la OTAN desde 2004, y de la UE, desde 2007, los rumanos tienen ahora ventajas que solo podían soñar durante el comunismo. En Radio Rumanía, Petre Roman, por primera vez primer ministro de la Rumanía postcomunista, declaraba lo siguiente:
”Nuestra victoria, con el triunfo de la Revolución, ha sido la libertad. Cuando la tienes, no sabes valorarla. La gente de hoy la considera una realidad habitual y normal”.
Sin embargo, hay gente decepcionada. Una gran decepción de estos 26 años es el reciente cierre del Expediente de la Revolución. Su apertura había sido considerada una acción normal de identificar los culpables y la verdad histórica y una oprtunidad de reconciliación con el pasado, ya que más de 1000 rumanos murieron en diciembre de ’89. Pero no se ha hecho justicia. La esposa de uno de los mártires, fallecido en Sibiu (centro), ha declarado para Radio Rumanía lo siguiente:
”Para nosotros entonces fue una tragedia y lo sigue siendo. Ahora después de 26 años, lo que más queremos es decirlo a todos y queremos que los líderes, los políticos, el gobierno, todos, nos hagan caso. No es posible que el Expediente de la Revolución sea cerrado. En Sibiu no hay culpables, pero sí que hay 99 muertos”.
El cierre del Expediente de la Revolución es el resultado de una sociedad que, en opinión de muchos rumanos, no ha tenido una evolución justa después de ’89, pero que en cambio ofrece un cierto sentido de libertad.
(versión española s. sarbescu).