El balonmano femenino rumano en la élite europea
El equipo femenino de balonmano SCM Craiova (sur de Rumanía) ganó la Copa EHF, mientras que CSM Bucarest, campeona del país, fue líder en la primera etapa de la final de la Liga de Campeones.
Florentin Căpitănescu, 14.05.2018, 15:15
En Rumanía, el balonmano, aunque no tiene la cobertura mediática del fútbol que sigue siendo el deporte rey, se considera como un deporte de tradición. Es una tradición confirmada no sólo por el equipo nacional femenino, ya habitual en las competiciones internacionales, sino también por los equipos de clubes, que generaron, los años pasados, resultados notables en las copas europeas. El SCM Craiova (sur) ganó este viernes la Copa EHF de balonmano femenino, después de vencer a la formación noruega de Vipers Kristiansand en cancha propia por 30 a 25, en el partido de vuelta de la final. En la ida, las noruegas se impusieron por 26 a 22. En su trayectoria, el SCM se clasificó en la segunda posición, en el grupo que incluía al Brest (Francia), Kuban Krasnodar (Rusia) y Randers (Dinamarca) y posteriormente vencería en los cuartos de final, a las rusas de Lada Togliatti, consideradas favoritas de la competición, y en las semifinales a las turcas de Kastamonu. Los resultados de Craiova son aún más dignos de elogio porque fueron obtenidos con un equipo integrado mayoritariamente por jugadoras locales.
Este ha sido el primer trofeo europeo que ha ganado el SCM Craiova y la primera Copa EHF del balonmano femenino rumano, aunque Chimistul Râmnicu Vâlcea (en 1984 y 1989) y Rápid de Bucarest (en 1993) hayan ganado la competición cuando se llamaba Copa IHF. En la misma edición de la Copa EHF, otro equipo rumano, HC Zalău, hizo un buen espectáculo. Las dos formaciones rumanas podrían encontrarse en las semifinales si el HC Zalău venciera a las turcas de Kastamonu. La supremacía de Rumanía en balonmano femenino también queda demostrada por la presencia del equipo CSM Bucarest, por tercer año consecutivo en la llamada Final Four de la Liga de Campeones, una competición organizada en Budapest. Aunque las expectativas eran altas, el CSM tuvo que contentarse con la medalla de bronce. En las semifinales, las jugadoras del CSM perdieron, por 20 a 26 ante al equipo húngaro de Gyor, y en el partido para el tercer y el cuarto puesto, se impusieron ante las rusas de Rostov por 31 a 30. La edición de este año la ganó el Gyor, equipo que consiguió mantener su título ante Vardar Skopje (Macedonia), después de un partido que terminó por 27 a 26. Para el CSM, que obtuvo el trofeo en 2016, fue una gran decepción. Sin embargo, si sirve de consuelo, la jugadora rumana Cristina Neagu recibió el título de mejor jugadora de la competición, después de 110 victorias. Es la segunda vez que Cristina Neagu, tres veces mejor jugadora del mundo, recibe este trofeo individual.