Controversias sobre los agentes encubiertos
El presidente de Rumanía, Traian Băsescu, cuyo mandato está por finalizar, y el primer ministro Víctor Ponta, continúan su tradicional guerra política.
Florentin Căpitănescu, 15.10.2014, 16:49
Rivales tradicionales, el presidente de Rumanía, Traian Băsescu, y el primer ministro social — demócrata, Víctor Ponta, dan la impresión de que la disputa que los separa ha superado desde hace mucho tiempo los límites de la decencia política, en un país que pertenece sin embargo, desde muchos puntos de vista, al mundo euro — atlántico. De las opiniones antagónicas, expresadas a veces en voz alta usando un lenguaje considerado inadecuado, sobre asuntos fundamantales, desde la economía, hasta la justicia y la política exterior, el conflicto con raíces más antiguas parece haberse trasladado al plano personal.
El último guión protagonizado por los dos políticos ha comenzado a principios de esta semana, cuando el jefe de Estado acusó al primer ministro de haber sido agente encubierto del Servicio de Inteligencia Exterior de Rumanía (SIE), una institución muy apreciada por los socios occidentales, entre los años 1997 — 2001, cuando era fiscal. Por lo tanto, según el presidente, Víctor Ponta tendría problemas de incompatibilidad, porque la ley no le permite ser magistrado y agente encubierto a la vez. Además, Traian Băsescu sostiene que en 2013, el gabinete encabezado por Víctor Ponta decidió incluir en la ley de secretos los datos y también a los agentes encubiertos del SIE. El presidente considera que esta decisión, destinada a proteger al primer ministro, fue aprobada por el gobierno con la complicidad del ex director del SIE, Teodor Meleşcanu. Băsescu acusa a Meleşcanu de haber ingnorado la ley que le permite al presidente el acceso a todo tipo de informaciones, incluso a las clasificadas.
Ante estas acusaciones, las reacciones de Ponta y Meleşcanu no tardaron en aparecer. Así, el primer ministro acusa al presidente de ser un mentiroso. A su vez, Teodor Meleşcanu ha declarado que la ley no le permite confirmar o desmentir el hecho de que Víctor Ponta haya sido o no agente encubierto. Es más, el SIE ha puntualizado que no puede responder a las preguntas relativas a la identidad de los agentes encubiertos, mientras que el Ministerio de Justicia, a través del titular de cartera, Robert Cazanciuc, sostiene que no puede hacer investigaciones para conocer en qué instituciones públicas trabajan los agentes encubiertos. Este nuevo escándalo, según comentan los analistas, comprueba la inmadurez de toda la clase política rumana aunque haya pasado medio siglo desde la caída del régimen comunista.