Barack Obama, discurso de balance
En su discurso de despedida que pronunció en Chicago, el presidente Barack Obama ha pedido a los estadounidenses que defiendan la democracia.
Bogdan Matei, 11.01.2017, 15:27
Considerado, durante ocho años, el hombre más poderoso del planeta, Barack Obama pronunció el martes pasado por la noche su discurso de despedida en calidad de presidente estadounidense en funciones.
Reunidos en el centro de la ciudad de Chicago donde nacieron las hijas del presidente y de la cual Obama se fue a la Casa Blanca, 20.000 personas escucharon el discurso de un presidente con lágrimas en los ojos, acompañado por su esposa y sus hijas. Los estadounidenses, en calidad de actores importantes del cambio y garantizadores de la democracia, han vuelto a ser elogiados por el presidente. Según un sondeo publicado justamente antes del discurso, un 55% de éstos aprueba las acciones de Obama como jefe del Estado y tan sólo un 39% se declara decepcionado por sus dos mandatos. El mismo presidente afirma que “América es un lugar mejor, más fuerte” que hace ocho años. Sin embargo, ha pedido a sus compatriotas que defiendan la democracia estadounidense a la que considera amenazada por la desigualdad económica, las divisiones raciales y la aislamiento de algunos segmentos de la sociedad. Ignorar estos problemas significaría traicionar a las generaciones futuras y a los fundadores de América, según ha advertido Obama.
En cuanto a su legado en el ámbito externo, los analistas tienen opiniones distintas aunque todos elogian la eliminación del líder Al Qaeda, Ossama Bin Laden, el mantenimiento de unas conexiones sólidas con los aliados de Europa y la apertura de los EE. UU. hacia la zona Asia-Pacífico. Por otra parte, señalan que durante la presidencia de Obama, por vez primera después de la Guerra Fría, Rusia se atrevió a anexionar un territorio ajeno, la península de Crimea. Además, las ilusiones de todo Occidente, incluso de Washington, referentes a la vocación democrática de la llamada primavera árabe transformaron Oriente Medio y el norte de África en infierno. En Libia y Yemen, en Irak o Túnez, después de los regímenes abusivos y corruptos, pero laicos y relativamente estables, se creó un caos en el que el número de bandas yihadistas ha venido aumentando y del cual millones de personas tratan de salvarse forzando las fronteras terrestres y marítimas de Europa.
Por consiguiente, el primer presidente estadounidense de raza negra deja a su sucesor en la Casa Blanca, al controvertido magnate Donald Trump, una serie de expedientes calientes. Vulnerable por los escándalos de la campaña electoral, Trump asumirá su cargo el próximo 20 de enero en un momento en que, según los sondeos, tan sólo un tercio de los estadounidenses aprueba sus acciones.