30 años desde la Plaza de la Universidad
Hace treinta años, después del colapso del comunismo, Rumanía enfrentaba disturbios sociales, en el camino nada fácil hacia la democracia. El fenómeno de la Plaza de la Universidad es un ejemplo en este sentido.
Eugen Coroianu, 23.04.2020, 13:29
Estos días, cuando las reuniones públicas están prohibidas debido a la pandemia de coronavirus, los rumanos tal vez recuerdan el fenómeno de la «Plaza de la Universidad». Producido en la capital Bucarest hace 30 años, solo unos meses después de la Revolución de 1989, el fenómeno iba a marcar a la sociedad rumana durante mucho tiempo y se convertiría en un hito de la lucha anticomunista. Mal entendido en ese momento por una sociedad que acababa de surgir de décadas de totalitarismo, el fenómeno causó una profunda grieta social y probablemente se ve de manera bastante diferente incluso ahora, a pesar de que las opiniones de muchas personas han cambiado.
El 22 de abril de 1990, miles de personas insatisfechas con la situación política en el país se reunieron en la Plaza de la Universidad, en el centro de Bucarest, y la declararon «la primera zona libre del nuevo comunismo». Las protestas fueron dirigidas contra Ion Iliescu y otros ex altos cargos del Partido Comunista Rumano, quienes habían asumido el liderazgo del Estado después de la Revolución. Posteriormente, decenas de personas bloquearon completamente la plaza, y el movimiento rápidamente ganó impulso, después de que Ion Iliescu calificara a los participantes de «delincuentes».
Apoyado por las fuerzas políticas de derecha, el movimiento comenzó en medio de la campaña electoral para las primeras elecciones poscomunistas, duró 53 días y fue suprimido violentamente por mineros de una cuenca de carbón en el sur del país. La acción fue llamada «mineriada» y atrajo serias críticas por parte de Occidente y la sociedad civil. Ion Iliescu y el nuevo poder de izquierda resultante de esas elecciones fueron acusados de llamar e instigar a los mineros contra los manifestantes, que continuaron protestando en una escala mucho menor, acusaciones rechazadas hasta incluso a día de hoy. Emil Constantinescu, exprofesor de la Universidad de Bucarest cuyo edificio delimita un lado de la Plaza de la Universidad y partidario del fenómeno, habla hoy de ello como «una escuela de democracia».
Convertido en presidente de Rumanía en 1996, Constantinescu dice que los líderes de esa época temían la desaparición del miedo de las almas de las personas, la fuerza de la verdad y la fe en los ideales. En su opinión, después de treinta años, estos acontecimientos se han convertido en historia. Una historia que nos ha llevado a la Unión Europea, la Alianza del Atlántico Norte y las democracias establecidas. Estamos enfrentando otras dificultades, otros desafíos e incertidumbres, mucha división y otra ola de odio, que ha salido de la calle a las redes sociales, ha advertido el antiguo jefe del Estado. Redescubrir esos momentos de ˝luz en la oscuridad˝ puede ayudarnos a vencer no solo los virus que contagian nuestro cuerpo, sino también aquellos que contagian nuestra conciencia y comprender que ˝solo juntos podemos tener éxito˝, concluye Emil Constantinescu.
(Version española: Simona Sarbescu)