Retrospectiva política de la semana
En Rumanía, el número de contagios causados por el nuevo coronavirus ha superado esta semana el umbral de 21.000, de los que casi 1.400 son muertes. Después de dos meses de estado de emergencia y uno de estado de alerta, que está en vigor hasta el 16 de junio, inclusive, el presidente del país Klaus Iohannis y el Gobierno monocolor liberal en Bucarest quieren prolongar las medidas restrictivas. Sin embargo, en una reunión organizada este jueves por la tarde, el Ejecutivo ha aplazado para la primera reunión de la próxima semana la aprobación de la decisión sobre la prolongación del actual estado de alerta. El primer ministro Ludovic Orban ha hecho este anuncio y ha destacado que la decisión de prolongación no tiene carácter político y que el estado de alerta sería absolutamente necesario para la salud y la vida de los rumanos. Se podrán reabrir los centros comerciales, pero sin restaurantes y sitios para jugar, así como las salas de fitness y las piscinas exteriores, pero bajo ciertas condiciones. Asimismo, será posible organizar eventos privados, pero no también públicos, con un máximo de 20 participantes, si tienen lugar en el interior, y con 50 personas, si tienen lugar en el exterior. Sería posible reabrir los centros extraescolares y las guarderías particulares. Según el primer ministro Ludovic Orban, el Instituto Nacional de Salud Pública concederá a cada país un coeficiente que mostrará el nivel en el que está la pandemia de Covid-19. Las personas que volverán a Rumanía desde países con un coeficiente inferior a cinco ya no tendrán que guardar aislamiento domiciliario. También se quiere reanudar los vuelos a países con un coeficiente inferior a cinco, como Austria, Grecia o Bulgaria. Sin embargo, para prolongar el estado de alerta es necesario el visto bueno del Legislativo, que tiene cinco días para aprobarlo o no. El PSD, la principal formación en la oposición, pero también el partido con el mayor número de parlamentarios, ha anunciado que no está dispuesto a dar un cheque en blanco al gabinete de Ludovic Orban. Los socialdemócratas tienen su propia estrategia sobre la continuación de las medidas contra la pandemia y aceptarían el estado de alerta sólo bajo ciertas condiciones: si se vuelven a abrir los hospitales para enfermedades crónicas, si se devuelven al público general los hospitales de apoyo a pacientes con Covid que no han tenido ningún paciente durante el último mes, si se reanudan las adquisiciones públicas por subasta o se renuncia a las contrataciones por derogación de la ley. Al contrario, el PSD considera que es necesario durante un cierto período de tiempo llevar mascarilla en los sitios cerrados, limitar el número de personas participantes en ciertos acontecimientos o el distanciamiento físico. A su vez, la USR, la tercera formación parlamentaria, está a favor de mantener el estado de alerta sólo durante otros 15 días, y sólo en las localidades en las que hay focos de infección. En este contexto, el presidente Klaus Iohannis ha intervenido nuevamente con un llamamiento a los parlamentarios, y les ha pedido que entiendan que el Gobierno no puede mantener bajo control la situación sanitaria si no tiene las posibilidades necesarias.
Roxana Vasile, 12.06.2020, 20:30
En Rumanía, el número de contagios causados por el nuevo coronavirus ha superado esta semana el umbral de 21.000, de los que casi 1.400 son muertes. Después de dos meses de estado de emergencia y uno de estado de alerta, que está en vigor hasta el 16 de junio, inclusive, el presidente del país Klaus Iohannis y el Gobierno monocolor liberal en Bucarest quieren prolongar las medidas restrictivas. Sin embargo, en una reunión organizada este jueves por la tarde, el Ejecutivo ha aplazado para la primera reunión de la próxima semana la aprobación de la decisión sobre la prolongación del actual estado de alerta. El primer ministro Ludovic Orban ha hecho este anuncio y ha destacado que la decisión de prolongación no tiene carácter político y que el estado de alerta sería absolutamente necesario para la salud y la vida de los rumanos. Se podrán reabrir los centros comerciales, pero sin restaurantes y sitios para jugar, así como las salas de fitness y las piscinas exteriores, pero bajo ciertas condiciones. Asimismo, será posible organizar eventos privados, pero no también públicos, con un máximo de 20 participantes, si tienen lugar en el interior, y con 50 personas, si tienen lugar en el exterior. Sería posible reabrir los centros extraescolares y las guarderías particulares. Según el primer ministro Ludovic Orban, el Instituto Nacional de Salud Pública concederá a cada país un coeficiente que mostrará el nivel en el que está la pandemia de Covid-19. Las personas que volverán a Rumanía desde países con un coeficiente inferior a cinco ya no tendrán que guardar aislamiento domiciliario. También se quiere reanudar los vuelos a países con un coeficiente inferior a cinco, como Austria, Grecia o Bulgaria. Sin embargo, para prolongar el estado de alerta es necesario el visto bueno del Legislativo, que tiene cinco días para aprobarlo o no. El PSD, la principal formación en la oposición, pero también el partido con el mayor número de parlamentarios, ha anunciado que no está dispuesto a dar un cheque en blanco al gabinete de Ludovic Orban. Los socialdemócratas tienen su propia estrategia sobre la continuación de las medidas contra la pandemia y aceptarían el estado de alerta sólo bajo ciertas condiciones: si se vuelven a abrir los hospitales para enfermedades crónicas, si se devuelven al público general los hospitales de apoyo a pacientes con Covid que no han tenido ningún paciente durante el último mes, si se reanudan las adquisiciones públicas por subasta o se renuncia a las contrataciones por derogación de la ley. Al contrario, el PSD considera que es necesario durante un cierto período de tiempo llevar mascarilla en los sitios cerrados, limitar el número de personas participantes en ciertos acontecimientos o el distanciamiento físico. A su vez, la USR, la tercera formación parlamentaria, está a favor de mantener el estado de alerta sólo durante otros 15 días, y sólo en las localidades en las que hay focos de infección. En este contexto, el presidente Klaus Iohannis ha intervenido nuevamente con un llamamiento a los parlamentarios, y les ha pedido que entiendan que el Gobierno no puede mantener bajo control la situación sanitaria si no tiene las posibilidades necesarias.
En qué dirección se dirige la economía de Rumanía
Aunque la primera ola todavía no ha acabado, algunos altos cargos de Bucarest hablan ya de una posible segunda ola de la pandemia del nuevo coronavirus, aumentando el descontento de aquellos que critican sobre todo la falta de medidas de recuperación económica. Los rumanos esperan un plan de relanzamiento, que los liberales en el Gobierno han prometido para la mitad del mes de junio. Según sus opositores políticos socialdemócratas, cientos de miles de rumanos son desempleados, el déficit comercial ha aumentado en un 21% frente al mismo período del año pasado y el único programa lanzado por el actual Ejecutivo para la recuperación económica, IMM Invest, tiene resultados imperceptibles: ha inyectado en la economía 2.700 millones de lei (aproximadamente 540 millones de euros), correspondiente a un número de aproximadamente 3.400 préstamos. En concreto, según han afirmado los socialdemócratas, la ayuda gubernamental es de aproximadamente un 0,25% del PIB y está destinada a un 0,67% de las pymes rumanas. El Gobierno ha contestado que promoverá un documento a trevés del cual, según el modelo del programa IMM Invest, al que considera exitoso, también garantizará préstamos para las grandes empresas. El plan de apoyo podría estar operativo después de recibir el visto bueno de la Comisión Europea, probablemente dentro de dos semana como máximo. El Ejecutivo afirma que este programa, junto con el programa destinado a las pequeñas y medianas empresas, darán a casi todas las empresas de Rumanía la posibilidad de tener acceso a préstamos para financiación. Además, en un mensaje pronunciado en el marco del Día de los Emprendedores, el primer ministro Ludovic Orban ha declarado que el Gobierno se centrará en el fomento de las inversiones y en el capital autóctono, así como en asegurar la funcionalidad de las instituciones que aseguran un mercado libre y correcto para las empresas en el mercado rumano.
Veredicto de la agencia Standard&Poor’s
La agencia Standard&Poor’s ha mantenido la calificación de Rumanía en BB-menos, pero también la perspectiva negativa sobre la economía nacional. Esto significa que nuestro país no ha sido incluido en la categoría “Junk, lo que habría hecho que los inversores lo evitaran. La agencia Standard&Poor’s también estima que la economía rumana se contraerá en un 5,5% este año, después de que, anteriormente, había estimado un avance del 3,5%. Para el ministro de Hacienda, Florin Cîţu, las medidas del actual Gobierno del PNL para luchar contra los efectos de la crisis causada por la Covid-19 y asegurar finanzas públicas sostenibles han sido correctas. Asimismo, los liberales rechazan las acusaciones del PSD, al que han acusado de querer causar la quiebra del país a través de medidas populistas aprobadas por el Parlamento. En cambio, los socialdemócratas han afirmado que la única razón por la que la agencia Standard&Poor’s no ha bajado la calificación de Rumanía ha sido la eficiencia de la gobernación que aseguraron hasta el mes de noviembre del año pasado y que, de hecho, el Gobierno del PNL habría ocultado su incompetencia comprometiéndose, a través de una carta, a la austeridad. Según el Gobierno, por ejemplo, el crecimiento de las pensiones de este otoño podría ser de un 10% como máximo, frente a un 40%, cuánto prevé la ley.
(Versión española: Monica Tarău)