Lo más destacado del año 2014
La crisis ucraniana y la nueva Guerra Fría; Victorias electorales de los proeuropeos en Kiev y Chişinău; Elecciones para el Parlamento europeo; Cambios al vértice de las instituciones europeas; Asuntos candentes en la agenda de la OTAN
Bogdan Matei, 29.12.2014, 13:19
La crisis ucraniana y la nueva Guerra Fría
En opinión de numerosos mandatarios y analistas políticos, 2014 es el año en que ha estallado una nueva Guerra Fría. La caída, el pasado enero, del régimen prorruso de Kiev, tras una revuelta sangrienta que derribó al presidente Viktor Yanukóvich sustituyéndole por una administración prooccidental, fue seguida por algunos golpes duros por parte de Rusia. Calificada de cínica y eficiente, la anexión, el pasado marzo, de la península de Crimea, ha sido solo el comienzo. En verano, siguió el apoyo político, militar y logístico otorgado a la rebellón secesionista prorrusa en el este de Ucrania, que ya ha dejado más de 4.000 muertos. Entre las personas asesinadas, también figuran como víctimas colaterales e inocentes, los 300 pasajeros, la mayoría de ellos holandeses, que estaban en el avión civil, derribado, según indican las investigaciones, por las fuerzas separatistas. Todos estos elementos han hecho que la comunidad internacional se enfrente con inquietud a la falta de escrúpulos y la expansión territorial manifestadas por la Rusia de Vladimir Putin, todo en el estilo característico de las antiguas épocas tzarista o estalinista. Los EE.UU., la UE y sus socios en el mundo libre, desde Canadá y hasta Australia, han reaccionado a través de sanciones muy duras, tanto políticas como económicas. Preocupada por la situación de Ucrania, Rumanía, el país más importante, como superficie y población, de esta región, y además miembro de la UE y la OTAN, ha solicitado a sus aliados occidentales que aumenten la presencia militar en la zona del conflicto. A través de su Presidente, Gobierno o Ministerio de Exteriores, Rumanía siempre se ha declarado a favor de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, país con el que tiene cientos de kilómetros de frontera común y donde viven casi medio millón de ciudadanos de origen rumano.
Victorias electorales de los proeuropeos en Kiev y Chişinău
Tanto en Ucrania, como en la República de Moldavia (con mayoría de rumanohablantes), el electorado ha demostrado que apoya la orientación europea de estas antiguas repúblicas soviéticas, que han firmado acuerdos de asociación y libre comercio con Bruselas. El único que cuenta en una democracia, es decir el resultado de las elecciones, contradice la retórica rusa sobre los supuestos derechos de Moscú en sus antiguas colonias. En Kiev, fue elegido como presidente el potente empresario prooccidental Petro Poroshenko, y en el Parlamento los nostálgicos de la Unión Soviética o los partidarios de Yanukóvich han llegado a ser una minoría tras las elecciones legislativas. Es más, por primera vez tras la proclamación de la independencia en 1991, los comunistas ya no superan el umbral electoral del 5% y no tienen representates en el Parlamento. Los prorrusos, comunistas, socialistas o populistas, también perdieron las elecciones en Chişinău. Socios en el Gobierno desde 2009, en la Alianza para la Integración Europea, los partidos Liberal Demócrata, Demócrata y Liberal han obtenido, tras los comicios del pasado 30 de noviembre, la mayoría de los escaños en el Parlamento y seguirán encabezando juntos a la República de Moldavia. Sus líderes esperan que su país obtenga el estatuto de candidato a la UE en 2017 y que se incorpore a las estructuras comunitarias en 2020. Rumanía, que siempre ha apoyado, debido a la comunidad de legua, historia, cultura y destino, a la integración europea de Chişinău, ha sido el primer país que ha valorado positivamente la victoria de los partidos proeuropeos en este estado vecino.
Elecciones para el Parlamento europeo
El pasado mayo, las elecciones para el Parlamento Europeo confirmaron la supremacia de las familias ideológicas democráticas en nuestro continente: populares, socialistas y liberales ganaron juntos unos dos tercios del número total de escaños. También han generado algunas inquietudes, a causa de la reanudación en casi todos los Estados miembros de la Unión, de la retórica discriminatoria y antimigración. En Hungría, Francia, Grecia o Países Bajos, los partidos calificados de euroescépticos, o incluso antieuropeos, han enviado a sus representantes al Legislativo comunitario. Rumanía no ha enviado a Estrasburgo y a Bruselas a ningún eurodiputado populista o xenófobo. Los 32 escaños asignados a Bucarest se han dividido entre algunos partidos afiliados a los grandes partidos continentales que promueven los valores europeos: así en la izquierda se sitúa el PSD, el número uno en el gobierno y miembro de los socialistas europeos, y en la derecha el PNL, que este año ha pasado de la Alianza de los Liberales y los Demócratas, a los Populares, así como los PDL, PMP (Movimiento Popular) y UDMR, que ya formaban parte del PPE.
Cambios al vértice de las instituciones europeas
Apoyado por sus colegas socialistas, y por los populares europeos, el alemán Martín Schultz, ha sido reelegido, por un mandato de dos años y medio, en el cargo de jefe del legislativo comunitario. Conforme con un acuerdo entre los dos partidos, en la segunda mitad de la actual legislación, de la dirección del Parlamento Europeo se encargará un representante de los populares. El resto de las instituciones europeas había renovado ya su dirección en el otoño del año 2014. Al cabo de 10 años, que significaron la más amplia extensión hacia el Este y el Sur de la historia de la Unión, el portugués José Manuel Barroso, cedió al luxemburgués Jean-Claude Juncker, la dirección de la Comisión Europea. En el lugar del belga Herman van Rompuy, el nuevo presidente del Consejo Europeo es el polaco Donald Tusk, el primer este europeo que haya sido investido en semejante cargo. La italiana Federica Mogherini ha asumido la dirección de la diplomacia europea reemplazando a la británica Catherine Ashton. En el nuevo Ejecutivo comunitario, Rumanía está representada por la ex eurodiputada social demócrata, Corina Cretu, comisaria de Políticas Regionales. Desde 2007, el año de su adhesión a la UE, Rumanía ha venido asumiéndo las carteras del Multilingúismo, mediante Leonard Orban, la Agricultura, a través de Dacian Ciolos, ambos tecnócratas no afiliados desde el punto de vista político.
Asuntos candentes en la agenda de la OTAN
También la Alianza noratlántica ha cambiado, este otoño, de secretario general. El danés Anders Fogh Rasmussen ha entregado relevo a otro escandinavo, esta vez, al ex primer ministro noruego, Jens Stoltenberg. A la vez con el liderazgo de la OTAN, éste se encarga también de dos de los más difíciles casos. En el Este, las relaciones frías con Rusia, y el reforzamiento de las medidas de seguridad para los aliados del flanco este, inclusive Rumanía, y en el Sur, la inestabilidad endémica del Oriente Medio, asolado por la guerrilla yihadista a la cual, los gobiernos locales, ineficaces, débiles y corruptos, no logran hacer frente. Desde el pasado verano, amplios territorios de Siria e Iraq han caído bajo el control de la organización autotitulada Estado Islámico, tan sanguinaria que ha llegado a ser repudiada por los propios mentores de la red Al Qaida.
(Traducido por Rodica Popa)