Una tragedia nacional
La discoteca Colectiv, el lugar de la mayor tragedia que ha sucedido en Bucarest en los últimos decenios, se ha transformado en un altar.
Roxana Vasile, 02.11.2015, 15:31
Rumanía está en estado de shock tras
la tragedia de la noche del viernes pasado en la discoteca
Colectiv, ubicada en el centro de Bucarest. Centenares de jóvenes que
habían decidido asistir a un concierto presentado por la banda de rock rumana
Goodbye to Gravity fueron víctimas de una
explosión originada por los fuegos artificiales que integraba el propio
espectáculo. Uno de estos fuegos se disparó al techo e hizo arder uno de los
pilares del club.
Para muchos rumanos, las palabras sobran. Por eso, más de
10.000 personas han participado este domingo en una marcha
de silencio en homenaje a las decenas de muertos y en señal de solidaridad
con los sobrevivientes que se
encuentran en estado grave o crítico.
La marcha partió de la Plaza de la
Universidad, lugar emblemático de la capital, y concluyó en la discoteca
Colectiv. Rumanos de todas las edades, la mayoría vestida de negro,
han protestado en un silencio más estremecedor que un grito de dolor y
rebeldía. Los que han encabezado la marcha también han
llevado la bandera rumana en la que estaba colocado el lazo negro de luto.
En la bandera estaba escrito: Los héroes no morirán:
Es cierto
que el desagradable acontecimiento ha impresionado a todo el mundo. Estas cosas
no se pueden comentar. Acabo de llegar de la iglesia. Fui a despedirme de un
conocido. ¡Qué Dios lo perdone! Es increíble. : Pudiera haber estado
presente yo también o cualquiera de nosotros. Espero que los culpables paguen
por esta tragedia.
En el lugar de la
tragedia, transformado en
un inmenso altar al aire libre ya estaban presentes miles de personas que han depositado muchas flores y velas. Han encendido velas
también el presidente Klaus Iohannis, la heredera de la
corona rumana, la princesa Margarita, el embajador de EE. UU., Hans Klemm,
el de Francia, Francois Saint-Paul así como varias personalidades de la vida
cultural rumana. También en otras ciudades del país se han
depositado flores y velas.
En Bucarest, la solidaridad espontánea de la gente, inmediatamente después
del infierno de la discoteca, ha sido impresionante. La movilización de los
médicos ha sido ejemplar. Los médicos rumanos han recibido ayuda por parte de
los estudiantes en la Facultad de Medicina así como por varios médicos de
Israel y Francia. El número de donantes de sangre se ha
triplicado. Entre ellos ha figurado también la embajadora de Israel, la
señora Tamar Samash. Equipos de voluntarios han ofrecido comida y agua mientras
que varias cadenas de tiendas han donado diversos
productos. Una serie de compañías han puesto a disposición billetes de avión y
autobús para los familiares de primer y segundo grado
de las víctimas o transporte gratuito a los que desean donar sangre.
El colegio
de psicológos ofrece asistencia gratuita a las familias de las víctimas y una
asociación de abogados ya ha anunciado su disponibilidad
de ayudar gratuitamente a la realización de cualquier gestión jurídica
solicitada por los familiares. Numerosos dignatarios extranjeros y jefes de
misiones diplomáticas acreditados en Bucarest han enviado mensajes
de condolencias a las familias de las víctimas y al pueblo rumano. El Ministerio de Exteriores ha agradecido sus palabras.