Sobre los efectos del frío extremo y sobre las pistas de esquí
Tras la anulación de las alertas amarilla, naranja y roja por mal tiempo, el frío extremo se ha apoderado de Rumanía.
Roxana Vasile, 31.01.2014, 16:13
Las autoridades rumanas siguen haciendo esfuerzos por ayudar a las personas que todavía están aisladas a raíz de la caída de grandes cantidades de nieve y de la ventisca en numerosas localidades, especialmente en el sur y el sudeste del país.
El tráfico vial, especialmente en las carreteras nacionales y departamentales está lejos de desarrollarse con normalidad, mientras que los trenes circulan en condiciones de invierno. En consecuencia, el primer ministro Victor Ponta ha precisado que en el presente los puntos prioritarios son quitar la nieve y rehacer las provisiones. Ponta ha solicitado a las autoridades locales que se mantengan firmes en sus puestos, pese a que la ventisca y las grandes nevadas hayan cesado. Si bien en general los alcaldes y los prefectos han actuado con responsabilidad, ha habido también casos en que las operaciones de quitanieves y salvamento de las personas bloqueadas no se han desarrollado en buenas condiciones. Por esto, el jefe del gobierno decidió destituir de sus cargos a los que no actuaron con prontitud por ayudar a los siniestrados.
“No estoy contento con el modo en que los prefectos de los departamentos de Constanza y Brăila coordinaron las acciones y por ello es preciso que tomemos las medidas de rigor.”
Con respecto al funcionamiento de las escuelas, se ha decidido que tanto en Bucarest como en otros 14 departamentos afectados por el temporal las clases se suspendan por quinto día consecutivo. Las precipitaciones abundantes han dado paso al frío extremo. En la capital los meteorólogos han anunciado temperaturas de 17 grados bajo cero. Además, a partir del próximo 4 de febrero seguirán otros cuatro días con temperaturas de 20 grados bajo cero. Si para algunos la nieve y el frío son motivo de muchos disgustos, para los aficionados a los deportes de invierno representan el colmo de la felicidad: al cabo de dos meses en que habían perdido cualquier esperanza de poder practicar los deportes de invierno, las nevadas recientes les devuelven la oportunidad de ir a la nieve para hacer esquí o snowboard y las pistas vuelven a estar en buenas condiciones.
En el centro de Rumanía, en Poiana Brașov, la capa de nieve varía entre 50 y 70 centímetros y los medios de transporte por cable funcionan en su totalidad. En cuanto a las instalaciones de nieve artificial, funcionan ya desde hace tres días para producir reservas que aseguren la prolongación de la temporada de esquí. Según datos oficiales, en Rumanía se puede esquiar en casi 140 kilómetros de pistas en 19 departamentos. De las más de 150 pistas de esquí homologadas, la mayoría tiene alrededor de un kilómetro de largo.