Sentencias en el caso Colectiv
Se han dictado las primeras sentencias condenatorias en el caso Colectiv. Entre los condenados también figura el antiguo alcalde del distrito en el que se produjo el incendio.
Mihai Pelin, 17.12.2019, 15:35
4 años después del incendio de la discoteca Colectiv de la capital en el que fallecieron 64 personas, el Tribunal de Bucarest ha condenado a prisión a varias personas. Entre ellas está también el exalcalde del distrito en el que se produjo el incendio, Cristian Popescu, condenado a 8 años y 6 meses. Los tres antiguos dueños del local han recibido 11 años y 8 meses de prisión. Los dueños de la empresa de fuegos artificiales han sido condenados a 12 años y 8 meses de prisión y 3 años y 6 meses de prisión, respectivamente, mientras que los dos especialistas que montaron los fuegos artificiales han recibido una condena de 9 años y 8 meses y 10 años de cárcel, respectivamente. Dos bomberos de la Inspección de Situaciones de Emergencia en Bucarest que revisaron la discoteca Colectiv sin tomar las medidas legales sobre el cumplimiento de las normas han recibido 9 años y 2 meses de prisión. Las personas condenadas en este caso, el Ayuntamiento y la Inspección de Situaciones de Emergencia deben pagar daños morales y materiales de más de 50 millones de euros a los sobrevivientes y a las familias que perdieron a sus parientes. La decisión del Tribunal no es definitiva.
Durante dos años, el juicio quedó estancado por razones de procedimiento y el juez inicialmente designado al caso se retiró, siendo reemplazado, en octubre de 2018, por otro juez. Este último prometió que aceleraría la solución del caso y cumplió con su palabra realizando interrogatorios a decenas de testigos y víctimas, escuchándoles cada semana. La discoteca incendiada funcionaba en una antigua fábrica y la tragedia fue generada por los efectos pirotécnicos que deberían haber acompañado la actuación del grupo de música rock invitado a ofrecer el concierto. Los fuegos artificiales encendieron las esponjas con las que se acolchaban los pilares y las paredes de la sala abarrotada de la discoteca que solo tenía una puerta de escape. Algunos espectadores murieron en el acto, siendo atropellados al intentar salir y otros en los meses posteriores debido a las heridas y las infecciones.