Pruebas y vacunación, bajo el espectro de la variante ómicron
Todas las actividades sociales en Rumanía continúan viéndose afectadas por la epidemia de COVID-19.
Bogdan Matei, 29.11.2021, 14:36
Rumanía parece haber superado la cuarta ola de la pandemia de COVID-19, pero cada vez más gente teme la inminencia de la quinta. Ésta podría verse alimentada también por la nueva cepa del virus, la ya temida ómicron, que apareció en los países del sur de África y que es considerada muy contagiosa. En Bucarest, las autoridades han anunciado que un avión de la compañía pública Tarom trae al país a los ciudadanos rumanos que se quedaron bloqueados en Sudáfrica después de haber sido cancelados varios vuelos. A través del Mecanismo de Protección Civil europeo, también se concede apoyo a varias decenas de personas de otros Estados miembros de la Unión que pueden ir en el avión rumano.
A partir de esta semana, inmediatamente después de las minivacaciones de la Fiesta Nacional, el 1 de diciembre, los estudiantes rumanos tendrán que efectuarse pruebas periódicas de saliva de detección de la COVID-19. Según han afirmado las autoridades, junto con las pruebas, cada centro de enseñanza recibirá también un folleto con instrucciones para montar los kits, y el procedimiento se realizará en condiciones sanitarias seguras. Las pruebas se podrán realizar en la escuela o en casa, por los padres, según decida cada centro de enseñanza. Sin embargo, los sindicatos de educación amenazan con organizar protestas si las pruebas no se realizan prioritariamente por los padres, en casa, y los profesores tienen que encargarse de ellas. Los líderes sindicales también advierten que las pruebas de saliva que han llegado a las inspecciones escolares no cumplen ninguna norma de seguridad sanitaria y serán manipuladas por al menos tres personas antes de que lleguen a los estudiantes, dado que no todas las piezas que forman el kit están embaladas y selladas individualmente. El ministro de Educación, Sorin Cîmpeanu, ha replicado que, en toda Europa, los kits de las pruebas de detección de la COVID han llegado a las escuelas por componentes y que los profesores se pueden implicar en su montaje.
Mientras tanto, tampoco parece haber aumentado el deseo de los adultos de vacunarse. Este domingo, en Rumanía, se han administrado menos de 50.000 dosis de vacunas de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson&Johnson, y menos de 11.000 representan la primera dosis. Según el Comité Nacional de Coordinación de las Actividades de Vacunación contra la COVID-19, desde que comenzó la campaña, el 27 de diciembre de 2020, menos de siete millones y medio de personas se han vacunado con la pauta completa y aproximadamente 1,5 millones han recibido la tercera dosis. La Cámara de Diputados de Rumanía podría intentar aprobar el proyecto de ley que, según el modelo de otros países europeos, obliga a los empleados a tener el certificado verde COVID para ir al trabajo. El nuevo primer ministro, el liberal Nicolae Ciucă, ha hecho un llamamiento a los parlamentarios para que voten prioritariamente el documento, mientras que el ministro de Sanidad, el socialdemócrata Alexandru Rafila, considera que éste se debe introducir posiblemente tres semanas después del crecimiento consecutivo de la tasa de infección y se debe eliminar cuando baje este nivel.
Versión española: Monica Tarău