Proyectos de explotación de recursos paralizados por las protesas
Ya se trate de gas de esquisto o del oro explotado con cianuro, los recursos subterráneos de Rumanía siguen centrando los debates políticos.
Bogdan Matei, 18.10.2013, 18:00
La paulatina desindustrialización producida durante la transición rumana ha dejado enterrados en el olvido los yacimientos del subsuelo que vuelven ahora a despertar pasiones. Como el estado no tiene fondos, maquinaria ni especialistas capaces de explotar los recursos subterráneos, ha optado por concesionarlos a inversores extranjeros. El problema es que los métodos de las empresas extranjeras suelen entrar en colisión bien con los intereses de las comunidades locales, o bien con las sensibilidades ecologistas. El resultado es que ahora proyectos importantes de explotación están siendo aplazados, bloqueados o cancelados.
El pasado jueves, la empresa estadounidense Chevron suspendió temporalmente su actividad en el pueblo de Pungești, de la provincia de Vaslui (al este del país), al cabo de cuatro días de protestas virulentas de los habitantes contra la explotación del gas de esquisto de la zona. Además, los consejeros locales han votado por unanimidad la convocatoria, el próximo mes, de un referéndum local en que los vecinos de esta pequeña localidad se pronuncien sobre si quieren explotaciones de gas de esquisto en su pueblo.
Hay estudios especializados en que se afirma que el gas de esquisto del subsuelo de Rumanía podría asegurar la independencia energética del país durante un siglo. No obstante, la contaminación grave e incluso la producción de pequeños terremotos son los efectos colaterales de estos métodos de explotación, advierten otros especialistas.
Entre las ventajas económicas y los peligros ecológicos, las autoridades se ven obligadas a hacer arriesgados ejercicios de equilibrio. El primer ministro Victor Ponta ha afirmado que las protestas de los últimos días no le hacen cambiar de posición. Rumanía debe conseguir la independencia energética, aunque afecte intereses ajenos:
“Veo mucha desinformación sobre este tema. Es evidente que detrás de esta desinformación hay una verdadera campaña instrumentada por los que no tienen ningún interés en que seamos un país independiente, un país que cuente con posibilidades de desarrollo, por los que no quieren que Rumanía tenga industria. Creo que se trata de intereses privados contrarios al interés general del país.”
Esta declaración es una alusión transparente, dicen los comentaristas, a la empresa rusa Gazprom. Obviamente, dicha empresa está interesada en mantener su cuasi-monopolio sobre el abastecimiento de gas de Europa y hay quienes afirman que financia las campañas de prensa y las manifestaciones callejeras contra la explotación del gas de esquisto.
Por otra parte, el Gobierno de Bucarest se vio obligado a dar un paso atrás en el proyecto de explotación del oro y la plata de Roșia Montană, en la provincia de Alba (centro del país). El borrador de ley que el Ejecutivo dedicó exclusivamente a estos yacimientos concesionados a la empresa canadiense Gabriel Resources, fue enmendado sustancialmente por la Comisión parlamentaria especial. Los senadores y los diputados han decidido transformar el texto de ley en un proyecto que regule todas las explotaciones de los yacimientos de oro y plata. En Roșia Montană, Bucarest, en otras ciudades rumanas y del extranjero han continuado las protestas contra la explotación a base de cianuro. El jueves por la noche el ministro de cultura, Daniel Barbu, uno de los iniciadores de la decisión gubernamental que autorizaba este procedimiento, tuvo que ser rescatado por los gendarmes de la furia de los manifestantes que habían rodeado su coche.