Prelados rumanos beatificados por el Vaticano
En vísperas de su visita a Rumanía, el papa Francisco ha decidido beatificar a siete obispos grecocatólicos de nuestro país, víctimas de la dictadura comunista.
Bogdan Matei, 20.03.2019, 15:17
Este martes, el papa Francisco ha promulgado el decreto de beatificación de los siete obispos grecocatólicos rumanos que se sacrificaron por la fe. La página web oficial de la Santa Sede ha precisado que se trata de Valeriu Traian Frentiu, Vasile Aftenie, Ioan Suciu, Tit Liviu Chinezu, Ioan Balan, Alexandru Rusu y Iuliu Hossu. Todos perdieron la vida en las cárceles comunistas o en condiciones de libertad, rigurosamente vigilados por la policía política, la Securitate, entre los años 1960-1970 por haberse negado a ser puestos en libertad a cambio de renunciar a su religión. En Rumanía, nunca hubo guerras religiosas, prácticas inquisitoriales o muerte en la hoguera. En la Constitución real del año 1923, las Iglesias ortodoxa y grecocatólica que habían desempeñado un inmenso papel en la realización de la Gran Unión del año 1918, eran definidas como Iglesias nacionales. La ilegalización de la Iglesia mártir grecocatólica por el régimen comunista instaurado después de la Segunda Guerra Mundial se hizo según el modelo y a la orden de los ocupantes soviéticos que no podían tolerar la autoridad espiritual del Vaticano sobre los creyentes que vivían detrás del Telón de Acero. Igual que en la parte occidental de Ucrania, el grecocatolicismo de Rumanía estuvo prohibido y su dote inmobiliaria fue nacionalizada o transferida a la Iglesia ortodoxa.
“Mi lucha ha concluido, la vuestra seguirá adelante” habría dicho en su lecho de muerte el obispo Iuliu Hossu. Después de la Revolución anticomunista de 1989, su culto religioso se volvería a legalizar en Rumanía y así fue posible que recuperara parte de sus propiedades. Con motivo del último censo, un 86,5% de los ciudadanos rumanos se han declarado de rito ortodoxo, sólo un 4,6% romanocatólicos y menos del 1% grecocatólicos. En opinión del obispo grecocatólico de Cluj, Florentin Crihalmeanu, es posible que la ceremonia de beatificación de los siete prelados sea oficiada por el propio papa Francisco en Blaj, en el célebre Campo de la Libertad, un lugar con una enorme carga simbólica para la identidad de los rumanos de Transilvania. Este podría ser el punto culminante de la visita que sumo pontífice efectuará a Rumanía del 31 de mayo al 2 de junio. Bajo el lema “¡Vayamos juntos!”, el santo padre visitará la capital, la ciudad de Iasi, donde vive una importante comunidad romanocatólica, la ciudad de Blaj, la capital espiritual de los grecocatólicos de Rumanía, así como el santuario franciscano de Sumuleu Ciuc, una zona con población mayoritariamente húngara.
El portavoz de la Iglesia patriarcal rumana, Vasile Banescu, ha manifestado su alegría de que la visita del papa haya sido confirmada y ha evocado las buenas relaciones que existen entre la Iglesia ortodoxa rumana y la Iglesia romanocatólica. De hecho, en el año 1999, Rumanía fue el primer país mayoritariamente ortodoxo visitado alguna vez por un Soberano Pontífice. A invitación del presidente de entonces, el cristiano demócrata, Emil Constantinescu, y del malogrado patriarca ortodoxo Teoctist, el papa Juan Pablo II fue acogido con entusiasmo y con mucho amor por cientos de miles de rumanos que, independientemente de su credo religioso, veían en él al papa más amado de toda la historia y al hombre que había desempeñado un inmenso papel en la caída de las dictaduras comunistas.