Mitin del PSD en Bucarest
El pasado sábado, en Bucarest hizo, en todos los sentidos, mucho calor. Las autoridades adoptaron medidas especiales para asegurar el orden público y la seguridad en la capital, dadas las numerosas reuniones y manifestaciones que se organizaron.
Bogdan Matei, 11.06.2018, 14:50
Espectáculos callejeros de música y teatro, un partido de fútbol, marchas a favor y en contra de los derechos de la comunidad LGBT, reuniones de los promotores de la reunificación de la República de Moldavia con Rumanía, ésta fue la lista de algunos de los eventos del pasado sábado, día que felizmente, se saldó sin incidentes graves.
La mayor manifestación, con más de cien mil participantes fue organizada por la coalición en el poder formada por el PSD y la Alianza de Liberales y Demócratas, cuyos simpatizantes de todo el país fueron llamados a protestar en contra de lo que el líder socialdemócrata Liviu Dragnea calificó de abusos y violación de los principios del Estado de derecho. Al unísono con los colegas de partido y con los socios de coalición, Dragnea acusa la existencia de una estructura ilegítima, subterránea, que denominan Estado paralelo, que parasita las instituciones clave, e influye en los fallos de la justicia. Esta estructura nebulosa incluiría a fiscales, encabezados por la fiscal jefa Laura Codruta Kovesi, a varios generales de los servicios de inteligencia, militantes cívicos, periodistas hostiles y políticos de la oposición de derecha.
Fundado por el expresidente, Traian Basescu, y patrocinado en el presente por el actual jefe del Estado, Klaus Iohannis, el Estado paralelo sería el que impide a la izquierda ofrecer a los rumanos el bienestar prometido en 2016 cuando después de un interludio tecnócrata de un año volvió a tomar las riendas del Ejecutivo.
“¡Queremos prosperidad, no Securitate!” fue una de las consignas del mitin del pasado sábado que hacía referencia a la odiosa policía política de la dictadura comunista que hubiera renacido en una democracia de hecho convalidada con la admisión de Rumanía en la OTAN y la UE.
Según los medios, el PSD, sometido a una impugnación casi permanente en la calle por parte de una sociedad civil que acusa al poder de querer detener la lucha anticorrupción y subordinar a los magistrados, necesitaba de esta manifestación para volver a legitimarse como la primera fuerza política del país.
Voces del partido, algo marginales, han calificado de absurda la organización de un mitin de protesta ya que el PSD representa al Gobierno, al Parlamento, las prefecturas y a tres cuartas partes de los ayuntamientos del país.
Para la oposición liberal, el mitin fue una acción profundamente antidemocrática, de intimidación de los magistrados, los funcionarios y los empleados del sistema público que no se someten a las órdenes políticas así como de los periodistas que se atreven a criticar al PSD.
Las agencias internacionales de prensa han escrito que “la mayoría moviliza tropas contra los magistrados”. Las mismas agencias informan que el pasado viernes, en vísperas del mitin, el Tribunal Supremo de Casación y Justicia aplazó, por tercera vez, el fallo en el proceso en que los fiscales de la Dirección Nacional Anticorrupción solicitaron a la instancia una condena de siete años y cinco meses de cárcel por prevaricación, y de dos años y seis meses por falsedad intelectual para Dragnea. En 2016, Liviu Dragnea fue condenado a dos años de cárcel, sin ingreso en prisión, por tentativa de fraude electoral.