Los rumanos y la guerra del este de Ucrania
En marzo se cumple un año desde el estallido en Ucrania de la más grave crisis de seguridad en Europa, según los analistas, después de la guerra fría. La preocupación de Bucarest por la situación del país vecino
Bogdan Matei, 04.02.2015, 16:16
La anexión por Moscú de la península de Crimea, en el sur de Ucrania, y el apoyo financiero, logístico, político y militar concedido a los rebeldes secesionistas prorrusos de las regiones del este de dicho país, han sido condenados firmemente por las autoridades de Bucarest. Diversas comisiones, así como el pleno del Parlamento, el actual presidente Klaus Iohannis, igual que su predecesor Traian Băsescu, el primer ministro Victor Ponta, los exministros de Exteriores Titus Corlăţean y Teodor Meleşcanu, así como el actual titular de la cartera, Bogdan Aurescu, han calificado al unísono las acciones de agresión de Rusia y han abogado por el respeto a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
Como miembro de la UE y de la OTAN, y como socio estratégico de EE.UU., Rumanía apoya sin vacilación todas las sanciones económicas y políticas impuestas por Bruselas y Washington contra Moscú. Instalado a principios de 2014, el nuevo regimen prooccidental de Kiev se ha beneficiado del apoyo consecuente de Rumanía. Los ucranianos heridos en la represión sangrienta desencadenada por el expresidente prorruso, Viktor Ianukovich, fueron tratados en los hospitales de Bucarest. En el ámbito de la Alianza Noratlántica, Rumanía se encarga de asegurar la ciberseguridad de Ucrania.
La preocupación constante de los rumanos por la crisis ucraniana se debe a dos razones principales. Por un lado, desde los puntos de vista territorial y demográfico, Ucrania es el mayor vecino de Rumanía, con el que comparte centenares de kilómetros de frontera común. Por otro lado, ahí vive una minoría rumana de casi medio millón de ciudadanos, sobre todo en la vecindad de la frontera. Anexionadas en 1940 por un ultimátum de Stalin, las regiones rumanas del norte de Bucovina, el norte y el sur de Basarabia, la comarca de Herţa y la Isla de las Serpientes, fueron incluidas en 1991 en Ucrania, como estado sucesor de la antigua Unión Soviética.
Sin pretenciones revisionistas, el interés de Bucarest por la sicuación de Ucrania tiene que ver solo con el respeto de los derechos de la comunidad rumana. El ministro de Exteriores, Bogdan Aurescu, ha comunicado nuevamente al embajador de Ucrania en Bucarest, Teofil Bauer, el deseo de que la movilización parcial realizada en el contexto del conflicto en el este de Ucrania, no sea selectiva ni discriminatoria por razones étnicas. Aurescu ha hecho estas declaraciones después de que las autoridades ucranianas hubieran decidido imponer restricciones de viaje al extranjero a todos los hombres aptos para el servicio militar.
Aurescu ha señalado que Rumanía sigue con atención la manera en que se desarrolla el reclutamiento militar y mantiene el contacto permanente, mediante los consulados generales de Cernăuţi y Odessa, y la Embajada rumana en Kiev, con los representantes de los rumanos y de las autoridades ucranianas civiles y militares. Ciudadanos fieles al Estado ucraniano, la comunidad rumana residente en el país, no quieren llegar a ser víctimas de una guerra que no es suya.