La educación, ¿hacia dónde va?
En plena temporada de vacaciones escolares, el sistema educativo de Rumanía analiza sus fallos.
România Internațional, 10.08.2016, 12:49
En la Rumanía postcomunista, además del sistema sanitario, la Educación ha sido el campo de actividad más sometido a reformas fracasadas. Miembros políticos o independientes, de derecha o de izquierda, del interior del sistema o de fuera, casi todos los ministros han intentado cambiar las reglas. Y después de todas estas transformaciones que año tras año han causado confusión entre alumnos y profesores, el Bachillerato sigue siendo un “eterno fracaso” según calificaba recientemente uno de los extitulares del Ministerio, el actual senador Liviu Pop. El pasado martes, le tocó el turno a otro exministro, el presidente del Consejo Nacional de los Rectores de Rumanía, Sorin Cimpeanu, ha anticipado una novedad no deseada: “el número de graduados de educación secundaria con diploma de Bachillerato no superará este año los 100.000”.
Presente en Galati (en el sudeste del país), en el Foro de las Organizaciones Estudiantiles de Rumanía, Cimpeanu ha afirmado que la reducción acentuada del número de graduados en educación secundaria refleja las dificultades a las que se enfrentan las universidades para ocupar las plazas disponibles. A largo plazo, este fenómeno podría conllevar el incumplimiento de los porcentajes asumidos por Rumanía relativos al número de graduados de enseñanza superior, número inferior al estimado por la Unión Europea.
El presidente Klaus Iohannis ha participado en la apertura del Foro de Galati donde ha afirmado que el sistema superior de enseñanza debe estar por encima de cualquier duda relativa a la calidad e integridad. Los trabajos de fin de grado y de máster “deben respetar una serie de normas claras, aplicadas consecuentemente en el ámbito universitario”, ha advertido el presidente. Así, podríamos prevenir la cultura del plagio desde los primeros años, ha apreciado Iohannis, después de que, últimamente, los veredictos de plagio en el caso de algunas tesis de doctorado centraran la atención de toda la prensa. Justamente los nombres de los acusados, exponentes de las pseudo-élites políticas y académicas de Bucarest, han llenado las páginas de los períodicos de papel y digitales y horas de radio y televisión.
La larga telenovela del doctorado en Derecho del antiguo primer ministro socialdemócrata Victor Ponta ha finalizado recientemente tras el fallo definitivo de plagio, retirándole el título de doctor. Ahora, Ponta corre el peligro de ser excluido también del Colegio de abogados donde fue admitido precisamente en base a dicha tesis. El ex vice primer ministro y líder de la Unión Nacional por el Progreso de Rumanía, Gabriel Oprea, fue también coordinador de doctorados aunque su propia tesis fue plagiada, según declaran los expertos. Además de estos dos, también otros políticos figuran en la lista de falsos doctores. Acusados de plagio, algunos solicitaron por propia iniciativa que se les retirara el título e incluso piensan retirarse también de la vida pública.