La CIA en Rumanía
Las prisiones secretas de la CIA en Europa, un tema recurrente en las disputas políticas y mediáticas de todo el mundo, han vuelto a la primera plana de los debates públicos.
Bogdan Matei, 23.04.2015, 16:46
El expresidente de izquierda de Rumanía a principios de este siglo, Ion Iliescu, ha declarado por primera vez, que facilitó apoyo a la CIA. Esta declaración, hecha en una entrevista para la publicación alemana «Der Spiegel», va seguida por otra en la que se afirma que dicho apoyo fue un gesto de benevolencia concedido a los EE.UU. en vísperas de la adhesión de Rumanía a la OTAN, que se produjo en 2004. Las autoridades rumanas no conocían las actividades de la agencia estadounidense y tampoco sabían lo que pasaba, ha explicado Iliescu.
Según señala dicha publicación alemana, Iliescu se convierte así, después del expresidente polaco Aleksander Kwasniewski, en el segundo jefe de Estado que reconoce la existencia de los centros secretos de la CIA en Europa. La eurodiputada liberal Norica Nicolai cree que las declaraciones de Iliescu prácticamente no aportan ninguna novedad y tampoco anulan las conclusiones de 2008 de la comisión parlamentaria de investigación que ella dirigía entonces como miembro del Senado de Bucarest. En aquel periodo en Rumanía no había indicios sobre prisiones clandestinas de la CIA o prisioneros trasladados en vuelos secretos, según el informe de la comisión.
En aquella época, el jefe del Servicio de Información Externa y uno de los más fieles colaboradores de Iliescu, Ioan Talpeş, ya había reconocido la existencia del centro de la CIA. También había precisado que habría dicho a los estadounidenses que la parte rumana no quería saber nada de lo ocurrido en el centro secreto de Bucarest. Aun así, contados a media voz, estos recuerdos generan una contradicción respecto a lo que durante años, todos los mandatarios rumanos han desmentido.
Iliescu y su sucesor en la presidencia, Traian Băsescu, los primeros ministros, los ministros de Exteriores y de Defensa, los jefes de los servicios especiales de Bucarest, todos lo han negado rotundamente. “Como aliados luchábamos juntos en Afganistán y Oriente Medio”, recuerda hoy el expresidente al hablar sobre los años que siguieron después de los graves atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2001, en EE.UU. Horrorizada por los miles de muertos, víctimas de los terroristas islamistas de Al-Qaedda, la opinión pública mundial no se mostraba, en aquella ocasión, tan exigente con las técnicas utilizadas por los agentes estadounidenses y sus aliados.
El principal objetivo era prevenir otros atentados, dado que inmediatamente después de los de EE.UU. , siguieron los atentados perpetrados en Madrid y Londres. Más tarde, la supuesta existencia de operaciones sucias, acompañadas de detenciones abusivas e interrogatorios bajo tortura contra algunos sospechosos de terrorismo, llegó a ser un asunto polémico. “Si se hubiera sabido lo que ocurría ahí, seguro que la respuesta no habría sido positiva. Lo que aprendemos de estos sucesos es que en el futuro hay que tener cuidado y analizar todos los detalles de un asunto» , ha dicho Iliescu. Igual de antiguo que la democracia, el debate sobre el equilibrio entre la libertad y la seguridad siempre será un tema de actualidad.
(versión al español de Simona Sarbescu)