Fin de semana congestionado en Rumanía
Un 98% de los rumanos son personas que respetan la ley cuya responsabilidad ha contribuido a mantener la epidemia bajo control, han afirmado las autoridades en Bucarest. Sin embargo, el inicio del estado de alerta ha estado marcado por numerosos desvíos.
Corina Cristea, 18.05.2020, 13:46
Al cabo de dos meses del estado de emergencia declarado en el contexto de la pandemia de coronavirus y acompañado por restricciones que han cambiado mucho su estilo de vida, los rumanos han iniciado este fin de semana una nueva etapa, el estado de alerta, también acompañado por algunas normas, pero con limitaciones consideradas reducidas. La gente ha empezado a salir de sus casas desde el primer momento en el que se levantó el estado de emergencia.
En Bucarest, por ejemplo, inmediatamente después de la medianoche, en menos de una hora, en el inmenso aparcamiento que está delante del Palacio del Parlamento ya no había ningún sitio libre. Los parques, que se volvieron a abrir el viernes, se llenaron de gente a pesar de que las terrazas y las áreas de juego infantil permanecieran cerradas. Para algunos, la relajación continuó hasta muy tarde por la noche y sin que se respetaran las normas. Las redes sociales estuvieron llenas de fotografías del parque Herăstrău, situado en el norte de la capital, donde el sábado por la noche numerosos jóvenes ignoraron las normas de distanciamiento social solicitadas por las autoridades y participaron en una fiesta delante de unas terrazas. La gente improvisó sitios para quedarse como si estuvieran en una terraza, incluso formando grupos de diez personas. Muy pocos llevaban mascarillas protectoras, y en algunas fotografías incluso se ven personas sentadas en las sillas, en la mesa, lo que levantó sospechas de que algunas terrazas estuvieran abiertas de forma ilegal. En Facebook e Instagram fueron publicadas fotografías de un concierto en uno de los senderos del parque, donde un DJ tocó música y cientos de personas se juntaron y empezaron a bailar. El entretenimiento duró hasta que intervinieron las autoridades y convencieron a la gente que se fuera a casa.
El primer día de relajación trajo también la primera protesta. Algunos cientos de personas se reunieron delante de la sede del Gobierno y se manifestaron en contra de las medidas que las autoridades tomaron durante los últimos dos meses, acusándolas de haber violado la Constitución y criticando incluso a la Organización Mundial de la Salud. Al rellenar la declaración bajo propia responsabilidad en la que han marcado razones difíciles de comprobar, numerosos rumanos se han ido de la localidad, y, en general, los policías sólo les han recordado las recomendaciones vigentes durante el estado de alerta.
Durante este fin de semana, en las aduanas del oeste de Rumanía ha habido mucha gente, tanto en la entrada como en la salida del país. Se han formado colas de coches de varios kilómetros. El más congestionado ha sido el paso fronterizo de Nădlac I, donde incluso ha sido necesario esperar ocho horas para efectuar el tránsito. Las personas que sólo habían sido transportadas hasta la frontera también han formado largas colas. Muchos rumanos han decidido volver a su país porque ya no es necesario que entren directamente en cuarentena institucionalizada y un número casi igual se van a trabajar al oeste de Europa. Para aumentar la fluidez del tráfico en la frontera entre Rumanía y Hungría, también se abrió el paso fronterizo de Nădlac II, en la autopista paneuropea, reservado durante las últimas semanas para el tráfico de mercancías.
La ley que prevé todas las medidas, las obligaciones y las prohibiciones vigentes durante el estado de alerta, y las infracciones y las sanciones que se pueden aplicar ha entrado en vigor este lunes. Las multas son de entre 500 lei (aproximadamente 100 euros) y 15.000 lei (aproximadamente 3.000 euros). La persona multada puede pagar solamente la mitad de la cantidad si efectúa el pago en el plazo de 15 días.
Versión española: Monica Tarău