Fiestas con restricciones en Rumanía
Nochevieja en Rumanía en condiciones de pandemia impuestas por el estado de alerta.
Eugen Coroianu, 04.01.2021, 15:32
Los rumanos han vuelto al trabajo después de unas pequeñas vacaciones de tres días por el Año Nuevo, marcadas por las condiciones impuestas por la pandemia, como ha ocurrido en gran parte del mundo. Los conciertos y las fiestas al aire libre, toda una tradición en las ciudades más grandes, han sido cancelados. A su vez, la mayoría de personas se han visto obligadas a quedarse en casa para cumplir con la cuarentena u otras medidas impuestas por las autoridades para detener la propagación del coronavirus.
Asimismo, ha habido rumanos que han optado por viajar, sobre todo en el interior del país, a zonas rurales o montañosas como Bran, Moeciu, el valle de Prahova, Vatra Dornei, Maramureș, Bucovina, Țara Hațegului o los montes Apuseni. Los alojamientos más buscados han sido los de menor envergadura, como las casas rurales o los hostales, donde las medidas sanitarias eran más fáciles de aplicar. Según representantes de asociaciones del sector, en algunos de esos destinos la tasa de ocupación ha sido incluso del 100 %. También han tenido una gran demanda las zonas donde se practican deportes de invierno, ya que en Rumanía las pistas de esquí han permanecido abiertas. Lo ilustran muy bien las colas interminables en teleféricos y telesillas del valle de Prahova (centro del país) que han podido ver en televisión aquellos que se han quedado en casa. Además, se han formado las tradicionales colas de coches kilométricas en las carreteras que conectan la zona y la capital, Bucarest. En algunos lugares, se ha apelado a los gendarmes para garantizar el cumplimiento de las restricciones. Por su parte, los vecinos han comentado que la avalancha de turistas ha sido mayor que otros años. Muchos de ellos acabaron dándose por vencidos y, de camino a su destino, tuvieron que dar la vuelta al quedarse atrapados en la multitud de coches. Por otra parte, en otros destinos no se han vivido situaciones tan caóticas. En este sentido, los representantes del turismo termal hablan de descensos en la tasa de ocupación de hasta el 80 %.
Las autoridades rumanas no introdujeron restricciones adicionales ni para Navidad ni para Nochevieja, por lo que han seguido vigentes aquellas impuestas por el estado de alerta, que varían en función de la tasa de infección de cada zona. Se han prohibido las fiestas o eventos privados, así como los banquetes, tanto en espacios cerrados como abiertos. Se ha prohibido cualquier actividad en bares, clubes y discotecas. En todas las localidades, se ha prohibido la circulación de personas fuera de la vivienda habitual entre las 23:00 y las 5:00, excepto en el caso de desplazamientos justificados previstos por la ley. Los turistas solo han podido comer en los establecimientos donde se han alojado, cumpliendo con las normas de distancia e higiene. Los que se han quedado en casa tampoco han podido divertirse como de costumbre, ya que también se habían prohibido las fiestas caseras, aunque fuera con pocas personas, entre amigos. Los infractores se han arriesgado a multas de hasta 10 000 leus, unos 4000 euros.
Aunque en mucha menor medida que otros años, los rumanos también han salido al extranjero, a destinos con alta demanda como Egipto o lugares exóticos como las Maldivas o Zanzíbar.
Versión en español: Víctor Peña Irles