Evoluciones después de la dimisión del Gobierno de Bucarest
Después de la dimisión del pasado miércoles del primer ministro, Victor Ponta, los partidos parlamentarios de Bucarest están celebrando consultas con el presidente Klaus Iohannis para nombrar un nuevo jefe de Gobierno.
Bogdan Matei, 05.11.2015, 14:57
La dimisión del Gobierno encabezado por el primer ministro socialdemócrata Victor Ponta equivale a la salida del escenario de uno de los más controvertidos políticos rumanos.
En la primavera de 2012, Ponta llegaba a ser el primer ministro más joven de la Rumanía postcomunista. Nacido en 1972, Victor Ponta era, según declaraba, el representante de una generación que no había sido afectada por la falta de moralidad del sistema comunista y despertaba simpatía y confianza incluso en los que nunca habían simpatizado con la izquierda. El fiscal Victor Ponta se incorporó a la política a principios del 2000 por el líder del Partido Socialdemócrata de aquel entonces, Adrian Năstase, quien posteriormente fue condenado y encarcelado por corrupción. Poco tiempo después del nombramiento de Ponta estalló el escándalo sobre su tesis doctoral acusado de plagio. Por acusaciones similares, un presidente de Hungría y un ministro de Defensa habían dimitido. Ponta no lo hizo. No abandonó su cargo ni siquiera después de que su cuñado fuera detenido por acusaciones de corrupción. Tampoco lo hizo después del desastre de la organización de las elecciones presidenciales de 2014 en la diáspora, ni después de haber perdido en los comicios presidenciales, ni siquiera después de que el pasado verano la Fiscalía Anticorrupción le hubiera acusado de falsedad documental, complicidad en evasión fiscal y blanqueo de dinero. El primer ministro más joven llegaba a ser el primer jefe de Gobierno de la Rumanía postcomunista acusado penalmente durante su mandato.
Ponta dimitió poco después de que el pasado martes por la noche, decenas de miles de manifestantes denunciaran en la calle la corrupción de la administración central y local, sobre el trasfondo de una enorme emoción colectiva causada por el incendio en un club nocturno, en el que murieron más de 30 personas y unas 150 resultaron heridas. Una dimisión ya tardía, según apreciaba el presidente Klaus Iohannis antes de anunciar el inicio de las consultas con los partidos parlamentarios para nombrar a un nuevo primer ministro. La copresidenta del Partido Nacional Liberal, en la oposición, Alina Gorghiu, aboga por un escrutinio legislativo anticipado:
“Creemos que ahora las elecciones anticipadas tras un acuerdo político representan la solución más razonable y más equilibrada que cumple las expectativas de la sociedad civil.”
La coalición formada por el Partido Socialdemócrata, la Unión Nacional por el Progreso de Rumanía y la Asociación ALDE que apoyaba al gobierno que acaba de dimitir opina, sin embargo, que las elecciones anticipadas equivaldrían a una crisis prolongada. El líder del PSD, Liviu Dragnea declara:
“No estamos de acuerdo con la propuesta del PNL de organizar elecciones anticipadas, porque eso significaría que a partir de ahora, durante algunos meses, vamos a tener un gobierno inestable, encabezado por un primer ministro interino, en un período en que debemos adoptar la ley del presupuesto, se está acercando el invierno y un gobierno inestable no podría tenerlo todo bajo control.”
Las consultas y su resultado serán, según advierten los especialistas, un gran ensayo para una clase política que ya carece de credibilidad. Pacífica, pero vehemente en sus protestas callejeras, la sociedad civil se vuelve cada día cada vez más exigente.