Escándalo de pedofilia en la Policía rumana
Un desagradable escándalo de pedofilia salpica no solo a la Policía, sino a todo el Ministerio del Interior de Rumanía, alimentando las polémicas en la escena política.
Bogdan Matei, 10.01.2018, 12:58
El hilo épico es tan simple, tan sórdido. El 5 de enero, las cámaras instaladas en el ascensor de un edificio de un barrio de Bucarest registraron las agresiones sexuales de un hombre de mediana edad a dos niños, hermano y hermana, de 5 y 9 años respectivamente. Asustados, los niños lo contaron todo al llegar a casa, y los padres alertaron a la policía. Las imágenes del sospechoso se han transmitido en todos los televisores y páginas de Internet, y después de unos días, el 9 de enero, el agresor fue identificado y detenido. Inmediatamente, el revuelo de la opinión pública se duplicó por la estupefacción general: el pedófilo era un policía. Tiene 45 años, es chofer en la Brigada de Policía de Tráfico desde 2010 y anteriormente trabajó durante dos décadas en la Gendarmería. Él mismo tiene dos hijos, y ya había sido acusado de agresión sexual, pero la investigación penal no pudo continuar debido a la falta de pruebas. Las raíces del mal, según la prensa, son profundas y antiguas.
En una primera reacción, la ministra del Interior socialdemócrata, Carmen Dan, ha solicitado de forma urgente una evaluación general de la dirección de la Policía rumana en todos los niveles y un control psicológico serio de los empleados del sistema de seguridad pública. La ministra ha manifestado públicamente su descontento con la forma en la que los jefes de la Policía reaccionaron ante los dos casos de agresión sexual a menores donde el policía estuvo involucrado anteriormente. Carmen Dan ha declarado:
«Tengo la sensación de que nos enfrentamos al enfoque superficial y la falta de compromiso público de aquellos que tienen posiciones de liderazgo en la Policía rumana. No he visto a ninguno de los jefes de la Policía rumana salir públicamente y dar explicaciones sobre el asunto a la opinión pública en estos días».
La ministra se preguntó públicamente si las pruebas psicológicas que pasó el policía de tráfico eran lo suficientemente serias y rigurosas, qué calificaciones profesionales ha recibido en los últimos años, y cómo es posible que, desde 1990, fecha en la que comenzó a trabajar en el sistema, sus jefes no dieran cuenta de su comportamiento. Carmen Dan es categórica: empezando por el número uno de la Policía rumana, Bogdan Despescu, los jefes en cuestión deben renunciar. Y el líder del PSD, Liviu Dragnea, ha afirmado que es necesario un análisis serio en el marco de la dirección de la Policía rumana, así como una investigación sobre cómo se hicieron las evaluaciones psicológicas del agente.
En cambio, la oposición de derecha recuerda que Carmen Dan ha estado dirigiendo el ministerio durante un año, y que debería ser la primera en dimitir. La prensa cree que uno de los policías que según la ministra debe renunciar, el jefe del Servicio de Homicidios de la Policía de la capital, Radu Gabrias, se ha vuelto un problema para el Ejecutivo porque criticó públicamente los cambios que la mayoría de los socialdemócratas del Parlamento quieren hacer en el Código Penal.