Entre Europa y Rusia
Rumanía, que condena categóricamente los ataques contra la integridad y soberanía de Ucrania, se ha convertido en el blanco colateral de la retórica de un personaje incalificable de Moscú.
Bogdan Matei, 12.05.2014, 17:39
Continúa la desmembración de Ucrania. Después de los acontecimientos de Crimea del pasado mes de marzo, los secesionistas del este del país han organizado este domingo unos así llamados referéndums en los que, como era previsible, la mayoría se ha pronunciado a favor de la separación de Kiev. Los líderes de la rebelión prorrusa han anunciado que los resultados de la supuesta consulta pública imponen crear varias instituciones y fuerzas armadas propias e impedir las elecciones presidenciales de Ucrania del próximo 25 de mayo. Algunos de ellos han admitido lo que todo el mundo intuía: el siguiente movimiento será la anexión a Rusia. Al igual que sus aliados de la OTAN y sus colaboradores de la Unión Europea, Rumanía ha condenado las parodias electorales de las regiones de Donetsk y Lugansk, que el Ministerio de Exteriores de Bucarest considera partes integrantes de una Ucrania soberana e independiente.
El Ministerio vuelve a afirmar su postura respecto a la ilegalidad e ilegitimidad de los así llamados referéndums que violan la Constitución de Ucrania y los principios fundamentales del derecho internacional. Los resultados no se pueden considerar relevantes y tampoco pueden tener efectos jurídicos, añaden los responsables de Bucarest, quienes afirman que “Rumanía está profundamente preocupada porque este tipo de tendencias secesionistas producen inestabilidad en la región e inician una serie de conflictos prolongados en la zona del mar Negro.”
Simultáneamente con las acciones de Ucrania, Moscú parece haber abierto un nuevo frente, afortunadamente únicamente en cuanto a la retórica. Al ser un personaje ya famoso por sus declaraciones antioccidentales que empezaron cuando era el embajador de Rusia ante la OTAN, el viceprimer ministro Dmitri Rogozin amenaza en Twitter con sobrevolar Rumanía a bordo de un bombardero. El irascible personaje se enfureció al no recibir autorización para sobrevolar el espacio aéreo rumano en su camino hacia la región separatista prorrusa de Transnistria, en el este de la República de Moldavia. Con moderación diplomática, el Ministerio rumano de Exteriores recuerda que, a través de una decisión de Bruselas, Rogozin no tiene autorización para sobrevolar el espacio aéreo de la UE.
El Ministerio considera que la declaración es muy grave y solicita a Moscú que aclare públicamente si esta es la posición oficial del Gobierno de la Federación Rusa respecto a Rumanía como estado miembro de la UE y la OTAN. Más contundente, el presidente Traian Băsescu se pregunta cuánto vodka habrá tomado el viceprimer ministro ruso antes de escribir en Twitter y lo acusa de tener una manera de pensar estalinista. Los analistas consideran que, además de las reacciones personales de Rogozin, este tipo de retórica, que recuerda a los informes de prensa del régimen comunista norcoreano, muestra algo más grave: el nerviosismo de una administración que, a través de sus acciones, empieza a convertir a Rusia en un estado paria.