El primer ministro Ponta enfrenta la moción de censura
Política y jurídicamente, el primer ministro socialdemócrata de Rumanía, Victor Ponta, parecer estar entre la espada y la pared. Sin embargo, aritméticamente puede contar con una mayoría parlamentaria confortable que puede ayudarle a sobrevivir sin tener
Bogdan Matei, 22.09.2015, 21:30
El primer jefe de gobierno de la Rumanía postcomunista
que está acusado de delitos penales durante el mandato, Victor Ponta, ha
rechazado tanto las acusaciones de los fiscales, como las solicitudes de
presentar su dimisión formuladas por el presidente Klaus Iohannis y por la
oposición liberal. Así que ésta última ha planteado una nueva moción de censura
contra el Ejecutivo. Firmado por 180 parlamentarios liberales, independientes y
del grupo demócrata y popular, el documento afirma que Ponta ya no puede liderar
el Gobierno, tras haber sido enviado a juicio por la Fiscalía Anticorrupción
por delitos de corrupción.
Ponta está acusado de falsedad documental privada,
complicidad en evasión fiscal y blanqueo de dinero en un expediente vinculado
con la firma de algunos contratos de asesoría judicial de las compañías
energéticas de Turceni y Rovinari, del sur del país. En el mismo expediente, el
exministro de Transportes del gabinete de Ponta, el senador socialdemócrata Dan
Şova está acusado de complicidad en abuso de funciones, porque habría cobrado
cientos de miles de euros para ultimar acuerdos que habrían perjudicado al
Estado con más de 16 millones de euros. Los parlamentarios en el poder, señalan
los iniciadores de la moción, deben elegir entre los intereses de los
ciudadanos y los del primer ministro. El líder del grupo del PNL de la Cámara
de los diputados, Eugen Nicolăescu ha puntualizado lo siguiente:
Es inaceptable que semejante primer ministro
represente a Rumanía. Es improbable que semejante primer ministro pueda hacer
algo para nuestro país. Si este primer ministro sigue dirigiendo el Gobierno,
Rumanía puede ser considerada un país que protege la corrupción.
Después de que los gobiernos encabezados en los
últimos tres años y medio por Ponta hubieran superado mociones similares, los
liberales piensan que esta moción de censura es la primera que tiene
posibilidades reales de éxito y por eso, en el período siguiente, celebrarán
negociaciones con todos los partidos parlamentarios para conseguir los 276
votos, eso es la mitad más uno del número total de los parlamentarios, que son
necesarios para derrocar al gobierno.
Si, muy probablemente, los diputados y
los senadores de la UDMR, de oposición, votarán el documento, los iniciadores
no pueden contar con el apoyo de los partidos en el poder: el PSD, la UNPR y la
Alianza de los Liberales y Demócratas – ALDE. Hasta ahora la coalición ha
funcionado sin problema y el pasado lunes sus líderes volvieron a afirmar su
lealtad al primer ministro. Algo aliviado por sus declaraciones, Victor Ponta
ha señalado lo siguiente:
Tenemos que continuar gobernando, porque es un
buen gobierno. Ni siquiera los miembros del PNL dicen que el gobierno no es
bueno, ellos solo tienen un problema conmigo, pero todo el mundo coincide en
que, desde el punto de vista económico y social, cumplimos con nuestro deber y
seguimos adelante.
Todavía queda una semana hasta el debate de la moción
y prácticamente, opinan los analistas, no hay posibilidades de que aparezca una
escisión de la mayoría que respalda al primer ministro. Sin embargo, el
escenario político de Bucarest está acostumbrado a las sorpresas.