Discurso del presidente en el Parlamento
El discurso del presidente Klaus Iohannis en el Parlamento, el primero delante de los representantes elegidos el 11 de diciembre, fue una dura acusación y un impulso a la responsabilidad para el Gobierno formado por el PSD y la ALDE.
Ştefan Stoica, 08.02.2017, 13:23
Rumanía está en crisis, ha declarado el presidente Klaus Iohannis desde la tribuna del Parlamento. Y el culpable, ha acusado el jefe del Estado, es el Gobierno formado por el PSD y la ALDE, que modificó de modo intempestivo, mediante ordenanza de urgencia, los Códigos Penal y de Procedimiento Penal, en contra de las recomendaciones de las principales instituciones judiciales. El presidente Iohannis ha recordado que la medida causó grandes manifestaciones, que obligaron finalmente al Ejecutivo a derogar el controvertido documento. ¿Es suficiente para calmar la situación? No lo es, considera Klaus Iohannis. En su opinión, aquellos que han causado la crisis tienen que solucionarla:
“La retirada de la ordenanza 13 y la posible destitución penosa de un ministro es seguramente muy poco. Las elecciones anticipadas en esta fase sería demasiado. ¿Quién tiene que presentar la solución? Naturalmente, quien ha creado el problema, el PSD. Han ganado, ahora tienen que gobernar y legislar, pero no como sea.”
El Gobierno, ha afirmado el presidente, tiene que trabajar de manera transparente, previsible, responsable, y el Parlamento tiene que legislar para el país, y no para un grupo de políticos con problemas penales. En un ejercicio retórico que ha sorprendido tal vez por su elocuencia, el presidente ha mostrado de hecho el camino a seguir para la sociedad rumana. Klaus Iohannis:
“¿Qué tipo de nación queremos ser? ¿Queremos ser una nación fuerte, próspera, una nación que construye un Estado de derecho y lo respeta, o queremos ser una nación débil, despreciada, que pone todo en juego para salvar a algunos de las situaciones difíciles?”
Los rumanos, a los que convocará a un referéndum sobre la lucha contra la corrupción y la integridad del cargo público, contestarán de hecho a esta pregunta fundamental. Las duras críticas del presidente contra el Ejecutivo formado por el PSD y la ALDE no fueron digeridas por los parlamentarios de la mayoría, quienes salieron de la sala. Tampoco cayeron bien a los líderes de las dos Cámaras, el jefe del PSD, Liviu Dragnea, y de la ALDE, Călin Popescu Tăriceanu, a los que el protocolo les obligó a asistir hasta el final. Los adversarios políticos, pero también los analistas neutrales sospechan que Liviu Dragnea es el principal beneficiario de unas posibles despenalizaciones parciales aplicadas en el Código Penal, como se mencionaban en la célebre ordenanza de urgencia. Dragnea ha reprochado al jefe del Estado no cumplir su papel de mediador:
“Estoy de acuerdo con el presidente que las elecciones anticipadas no representan una solución, he entendido el consejo de que el Gobierno sea eficiente y fuerte, y en este sentido mi consejo es también que deje el Gobierno en paz para que gobierne.”
El presidente del Senado, Călin Popescu Tăriceanu, se ha declarado también decepcionado con el discurso:
“Esperaba que en este momento de tensión, en este momento de crisis, el presidente, con la sabiduría que tendrían que mostrar todos los líderes políticos, debería encontrar el camino hacia el diálogo, para quitar la tensión, porque es un interés más allá del interés partidario.”
El PNL y la USR, que apoyan al presidente, han manifestado su agrado por su discurso, que consideran que coincide con las expectativas de millones de rumanos, mientras que el PMP, liderado por el ex jefe del Estado, Traian Băsescu, ha abogado por el diálogo entre todas las fuerzas políticas. En la calle han continuado las manifestaciones, tanto contra el Gobierno, más numerosas y más fuertes, como contra el presidente, y son la muestra de una democracia viva, por la que el presidente ha expresado su agrado en el discurso del Legislativo.