Aniversarios europeos
Las ceremonias organizadas el pasado jueves en Polonia para marcar el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial han conmemorado también el comienzo de la ocupación soviética en los países de Europa Central y Oriental que duró casi medio siglo.
Valeriu Radulian, 08.05.2015, 22:42
Numerosos líderes europeos se reunieron el pasado jueves en la ciudad polaca de Gdansk para transmitir un mensaje de unidad del continente europeo. En esa ciudad puerto al Mar Báltico comenzó la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939 cuando la Alemania nazi invadió Polonia. Todos comparten el punto de vista del presidente polaco, Bronislaw Komorowski, que recordó que la guerra había sido desencadenada por la complicidad de los regímenes totalitarios nazi y bolchevique y que para los ciudadanos de Europa del Este el fin de los enfrentamientos, el día 9 de mayo de 1945, no trajo la libertad sino la instauración del comunismo y del Telón de Acero que dividió el continente. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha señalado que hoy por hoy Europa fomenta una política distinta a la de los años 30 y 40 y que son pocos los líderes que asistirán a las ceremonias organizadas en Moscú, en señal de protesta contra el expansionismo ruso en Ucrania. También estuvo presente en Gdansk el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, en cuyo país el día 9 de mayo tiene un significado aparte. Es, ante todo, el Día de la Independencia del Estado. En 1877, el ministro de exteriores Mihail Kogălniceanu proclamaba en el Parlamento la separación del poder soberano de aquel entonces, el Imperio Otomano. Al cabo de casi cinco siglos de dominación turca, los lazos de Bucarest con la Sublime Puerta Otomana habían llegado a ser más bien formales y se resumían al pago de un tributo simbólico. Sin embargo, los turcos no toleraron la ruptura de los lazos y trataron de sancionarla por la fuerza militar. La independencia conseguida en los campos de batalla y reconocida por el Congreso de paz de Berlín, llegó a ser la base sobre la cual se creó la Rumania moderna, construida por los reyes Carlos I y Fernando de la familia alemana de Hohenzollern. Esta dinastía instalada en el trono de Bucarest el 10 de mayo de 1866 iba a vincular su destino a la victoria de los aliados contra la Alemania nazi. Los historiadores afirman que la decisión del último rey de Rumanía, el nonagenario Miguel I, de abandonar la alianza con Hitler en 1944 y de luchar al lado de los aliados tradicionales angloamericanos, cortó por lo menos seis meses la guerra en Europa. No obstante, la paz equivalió también para los rumanos a la instauración de la más larga y sangrienta dictadura que asoló el país. Condenados por el comunismo al terror, a la humillación y la pobreza, gracias a la Revolución de 1989 y a la integración en la UE, en 2007, los rumanos podemos ahora celebrar el Día de Europa. Esta fiesta nos hace pensar en los primeros años de la posguerra, cuando hacía falta una nueva política económica y de seguridad, capaz de generar más confianza entre los estados del viejo continente. El 9 de mayo de 1950, el ministro francés de Exteriores, Robert Schumann, llamó a los excombatientes de Occidente a poner en común su producción de carbón y acero, que formaba la base de sus industrias militares, para crear así el primer mercado común. De ese núcleo iba a nacer el actual Club de los 28, es decir, la Unión Europea, que cuenta con 500 millones de habitantes y es uno de los principales actores económicos y políticos del planeta.