Emil Cioran
El historiador de las religiones Mircea Eliade, el dramaturgo Eugen Ionescu y el filósofo y ensayista Emil Cioran forman el trío de una generación rumana que influyó en el mundo cultural occidental después de 1945.
România Internațional, 09.08.2021, 06:28
El historiador de las religiones Mircea Eliade, el dramaturgo Eugen Ionescu y el filósofo y ensayista Emil Cioran forman el trío de una generación rumana que influyó en el mundo cultural occidental después de 1945. Los tres eligieron el exilio después de que en 1945, en Rumanía, se hubiera instalado el régimen comunista. Los tres, nacidos con una diferencia de dos años el uno del otro, trabajaron al más alto nivel en tres ámbitos: Eliade en la historia de las religiones, Ionescu en el teatro y Cioran en la filosofía. El más joven de ellos, Emil Cioran, nació hace 110 años, el 8 de abril de 1911, en Rășinari, provincia de Sibiu, y murió el 20 de junio de 1995 en París, a los 84 años de edad. Su padre era arcipreste cristiano ortodoxo y su madre era hija de un notario que fue elevado al rango de barón. Estudió en la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad de Bucarest, donde se acercó a otros dos filósofos rumanos importantes durante el período de entreguerras, Petre Țuțea y Constantin Noica. En los años 1930, Cioran se sintió atraído por la corriente filosófica trairista, una versión rumana del existencialismo. El joven Cioran estudió mucho las obras de Friedrich Nietzsche, Arthur Schopenhauer, Georg Simmel, Martin Heidegger, Feodor Dostoievski y Lev Shestov. Desde aquella época expresó opiniones agnósticas y sufrió de insomnio, un detalle biográfico importante que iba a marcar su obra.
Cioran se consideró más ensayista que filósofo, llamándose a sí mismo “el escéptico de guardia de un mundo en declive. Su obra muestra que era un pensador pesimista dominado por la presencia del sufrimiento, del decaimiento y del nihilismo. Desde su primer libro, “En las cimas de la desesperación, publicado en 1934, a los 23 años, Cioran iba a dar rienda suelta a sus pensamientos morbosos. Siguieron otros cuatro libros en rumano en los que sus reflexiones oscuras sobre la condición humana iban a continuar. En 1937 se fue a Francia con una beca ofrecida por el Instituto Francés en Bucarest, beca que iba a ser prolongada hasta 1944, y nunca iba a volver a Rumanía. En París, donde vivió en el Barrio Latino, escribió otros nueve libros a través de los cuales llegó a ser conocido en el espacio cultural francés como un verdadero escéptico de guardia del mundo en declive. Sus obras fueron traducidas muchas veces y su recepción crítica fue en general positiva. El estilo literario de su obra lo marcó tanto que hizo que esto se convirtiera en una gran preocupación. Fue considerado uno de los estilistas más importantes del mundo del ensayo francés durante la segunda mitad del siglo XX. El tema favorito de sus libros en francés siguió siendo el suicidio, al que dedicó grandes espacios. Otros temas fueron: el pecado original, el sentido trágico de la historia, el fin de la civilización, la amenaza del mal y el rechazo de la creencia. La filosofía sólo era posible como fragmento, consideraba Cioran, así que muchas páginas suyas tenían aforismos y breves comentarios sobre los temas ya conocidos.
En 1990, el filósofo Gabriel Liiceanu realizó una película con Emil Cioran, una de las primeras sobre él en rumano. Una de las preguntas fue sobre su obra:
“Mi obra es una cuestión de obsesión. Escribí todos los libros por razones médicas, terapéuticas. La misma obsesión, el tema de la inutilidad y de la muerte. Todos los demás problemas no tienen ninguna importancia. Todo lo que está formulado se vuelve más tolerable. La expresión es el medicamento. ¿Qué sentido tiene, al fin y al cabo, ir y decir a un sacerdote lo que hiciste, confesarte? Es la liberación. Todo lo que está formulado es, como intensidad, deteriorado. Esto es terapéutico, es el sentido de la terapéutica. Realmente, los estados depresivos que he tenido en la vida me podrían llevar a la locura o, aún peor, al fracaso total. El hecho de haberlos formulado tuvo una eficacia notable. Si no hubiese escrito, estoy convencido de que todo me habría salido mal. Y dejé de escribir porque algo cambió en mí, se trata de una disminución.
Las experiencias personales extremas son las que guían la existencia en una medida definitiva, según pensaba Cioran. El insomnio fue la experiencia que lo marcó profundamente e hizo que escribiera páginas notables. Cioran le habló a Liiceanu del significado de la falta de sueño en la existencia humana:
“Antes de conocer el insomnio era una persona casi normal. Para mí, perder el sueño fue una revelación. Me di cuenta de que el sueño era una cosa extraordinaria y que la vida era soportable sólo gracias al sueño. Por la mañana uno empieza una nueva aventura o la misma aventura, pero con una interrupción. El insomnio es una revelación extraordinaria porque uno suprime la inconsciencia. Es decir que uno pasa 24 horas al día estando lúcido. Y la persona es demasiado débil para soportar esto. Y entonces es un acto de heroísmo, cada día es una lucha. Cuando sufría de insomnio despreciaba a absolutamente todo el mundo, todos eran animales. La vigilia es la persona llevada al límite.
En su juventud, Cioran se sintió atraído por el fascismo, atracción que denunció a principios de los años 1940. En los años 1970, en una entrevista, se refirió nuevamente a la adherencia al fascismo como la mayor insensatez de su juventud. La influencia de Cioran se sintió no sólo en la alta cultura, sino también en la cultura pop. En 1991, la cantante francesa Mylène Farmer escribió las letras de su éxito “Désenchantée inspirado en el primer libro de Cioran, “En las cimas de la desesperación. Y en marzo de 2021, Cioran se convirtió en personaje de un libro de tebeos del artista francés Patrice Reytier.
Versión española: Monica Tarău