Guerra de larga duración en Ucrania
La OTAN espera una guerra de larga duración en Ucrania
Bogdan Matei, 18.09.2023, 12:18
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió que el mundo no debería esperar un final rápido de la guerra en Ucrania, invadida por las tropas rusas. En una entrevista publicada el domingo por el grupo de medios alemán Funke y citada por medios internacionales, recordó que «la mayoría de las guerras duran más de lo esperado cuando comienzan» y concluyó que, «por eso, debemos prepararnos para una guerra larga en Ucrania». Stoltenberg también afirma que «todos deseamos una paz rápida, pero al mismo tiempo tenemos que reconocer que si el presidente (Volodymyr) Zelensky y los ucranianos dejan de luchar, su país ya no existirá». En cambio, dice que «si el presidente (Vladimir) Putin y Rusia deponen las armas, tendremos paz».
Respecto al deseo de Kiev de unirse a la Alianza del Atlántico Norte, el secretario general afirma que «no hay duda de que tarde o temprano Ucrania estará en la OTAN. Cuando esta guerra termine, necesitaremos garantías de seguridad para Ucrania. De lo contrario, la historia podría repetirse», advirtió Jens Stoltenberg. Los comentaristas recuerdan que, en la cumbre de la OTAN de este año en Vilna, los líderes de la Alianza acordaron que Ucrania podría unirse una vez que cumpliera ciertas condiciones relativas al respeto de la democracia y el estado de derecho.
Sin embargo, en Kiev están estallando escándalos de corrupción recurrentes, algunos de ellos relacionados precisamente con la dotación del ejército que lucha contra los rusos o el sistema generalizado de sobornos en las comisarías militares, mediante el cual muchos hombres aptos evitan el reclutamiento. Sobre el terreno, la contraofensiva ucraniana largamente invocada y esperada, lanzada en el verano, es mucho más lenta de lo que esperaban los responsables de Kiev y sus protectores occidentales. Cada pocas semanas, los ucranianos anuncian la liberación de un pueblo, por lo general completamente despoblado y arrasado por los ocupantes.
Por otro lado, el orgullo de la llamada gran potencia y el apetito territorial de los rusos están lejos de ser satisfechos. Moscú controla, parcial y precariamente, solo cuatro regiones ucranianas, dos en el este –Lugansk y Donetsk–, dos en el sur –Jerson y Zaporiyia–, más la península de Crimea, anexionada, sin lucha, desde 2014. Es demasiado poco en comparación con lo que Putin prometió a su pueblo, el 24 de febrero de 2022, cuando ordenó el lanzamiento de la invasión. Ni el líder del Kremlin, septuagenario y resentido, ni su entorno cercano, que repite a gritos la elucubración sobre la desnazificación de una Ucrania liderada por un presidente judío, parecen resignados ante el hecho de que sus tanques no hayan entrado en Kiev. Además, a pesar de las oleadas de sanciones occidentales, la economía rusa, transformada en una economía de guerra, parece capaz de resistir y seguir financiando la invasión. Por lo tanto, existen todas las condiciones para que continúen los combates, aunque los propios expertos de allí hayan calculado que el presupuesto de la Federación Rusa para la salud, para todo el año 2023, equivale a dos meses de guerra.