La OTAN y la guerra de Ucrania
La invasión rusa en Ucrania sigue preocupando seriamente a la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) y a sus Estados miembros
Bogdan Matei, 12.02.2024, 11:23
La situación empieza a convertirse en un hábito: cuando el ejército invasor ruso ataca con drones los puertos ucranianos de Reni e Izmaíl, en el Danubio, y la gran ciudad portuaria de Odesa, en el mar Negro, saltan las alarmas en Rumanía también, país vecino de Ucrania y miembro de la OTAN y de la Unión Europea.
La población de los distritos de Tulcea y Galați (sudeste), separados de Ucrania por el cauce del Danubio, recibió a finales de la semana pasada mensajes RO-ALERTA, los primeros de este tipo de 2024, informó la Inspección para Situaciones de Emergencia Delta. Se advirtió a la población de la posibilidad de que cayeran objetos desde el espacio aéreo y se le aconsejó que tomara medidas de protección y refugiarse si la situación lo requiere. En las redes sociales, muchos residentes de la zona afirmaron haber escuchado fuertes explosiones durante un largo periodo de tiempo.
Otro tipo de ruido y otro tipo de alerta ha generado, en toda la Alianza del Atlántico Norte, el expresidente estadounidense Donald Trump, republicano, cuyo regreso a la Casa Blanca parece cada vez más probable. Incluso compañeros suyos republicanos lo han criticado por haber dicho que Estados Unidos debería dejar de defender a los países aliados que no pagasen sus cotizaciones a la OTAN.
El expresidente Trump también criticó en el pasado a los países de la OTAN que no gastaban lo suficiente en defensa, pero ahora ha dejado en estado de shock a sus aliados, tras afirmar que animaría a Rusia a atacar a los Estados que no pagaran sus facturas a la Alianza. Sus afirmaciones han provocado la condena del presidente demócrata, Joe Biden, y del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien ha señalado que semejantes sugerencias socavan toda la seguridad de la Alianza, basada en la defensa común, y ponen en peligro a los soldados estadounidenses y europeos.
Los medios de comunicación comentan que Trump lleva muchos años describiendo de manera inexacta cómo funciona la financiación de la OTAN.
La Alianza ha fijado un objetivo del 2 % del Producto Interior Bruto (PIB) para los gastos militares de cada país miembro, y la mayoría no alcanzan este umbral. La cifra es, sin embargo, una recomendación, no un contrato vinculante, no se expiden «facturas» y los Estados miembros no registran retrasos en lo que respecta a sus cotizaciones al presupuesto común de la OTAN.
Mientras tanto, el domingo, el miembro más reciente de la Alianza, Finlandia, eligió a su nuevo presidente, el ex primer ministro conservador Alexander Stubb, convertido en un acérrimo atlantista después de que los rusos invadieran Ucrania y su país renunciara a la estricta neutralidad adoptada durante varias décadas, en la posguerra. Stubb, que fue primer ministro de 2014 a 2015, confesó que uno de sus mayores errores como jefe del Gobierno finlandés había sido dar luz verde a la construcción de una central nuclear en cooperación con la compañía rusa Rosatom.
El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, felicitó en seguida a su nuevo homólogo finlandés. El alto cargo rumano dijo estar esperando «impacientemente trabajar juntos y desarrollar la estrecha asociación europea entre Rumanía y Finlandia», así como «defender nuestros valores euroatlánticos».
Traducción al español: Gabriela Ristea